POR DECRETO
Los taxis de Madrid con más de 10 años disfrutarán de una moratoria para su renovación
La Comunidad de Madrid aplaza, mediante decreto, el límite para renovar los taxis que cumplieron 10 años hasta esta fecha.
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La crisis de los semiconductores ha afectado desde su inicio en 2020 a todo el sector del automóvil. Uno de los grupos que más ha sufrido con este tema ha sido el del taxi. El problema de esta crisis reside, puesto que continúa a día de hoy, en que la demanda de circuitos integrados (conocidos como chips semiconductores) es mayor que la oferta, lo que ha provocado importantes aumentos de precios, escasez y colas entre los consumidores para comprar nuevos vehículos.
Según la ley, un vehículo taxi de diez años tiene que ser sustituido por uno nuevo a los diez años con el fin de garantizar la seguridad vial y, también, para garantizar el cumplimiento de la normativa medioambiental. En Madrid, se renuevan cada año cerca de 2.500 coches dedicados a este servicio. No obstante, la mencionada crisis de los semiconductores, sumada la energética, han sido una gran losa para el gremio.
Por este motivo, el consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid decidió aprobar un decreto que aplaza hasta el 31 de diciembre de 2023 la obligación de renovar estos vehículos que ya han cumplido 10 años. Este aplazamiento fue solicitado por la Asociación Gremial del Taxi, tal como informa La Gaceta del Taxi, para que los trabajadores de este sector pudiesen continuar desempañando su oficio.
El consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local de la Comunidad de Madrid, Miguel Ángel García Martín, ha sido el encargado de anunciar este decreto con el que, según él, esperan dar oxígeno a aquellos profesionales a los que les haya resultado imposible renovar su vehículo en un momento muy complicado con plazos de espera muy largos hasta la entrega efectiva del coche.
No es la primera vez que se adopta una medida similar. En marzo de 2021, el Gobierno regional también cedió y permitió a los taxistas con vehículos de más de diez años de antigüedad circular durante dos años más, sin necesidad de renovarlos. Una decisión que apoyó al sector en una complicada situación por la crisis del coronavirus.
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