¿AHORRAR DINERO AL REPARAR TU COCHE?
La técnica para arreglar los golpes de tu coche sin tener que pintar (y ahorrar dinero)
Reparar nuestro coche después de un pequeño golpe no es algo que nos haga especial ilusión, pero debemos hacerlo si nos gusta llevar nuestro coche impecable. Existen técnicas que además de resultar más baratas, consiguen un mejor resultado a la hora de reparar nuestro coche. ¿Cómo es posible?
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Cada año se estrenan cerca de un millón de coches en España, y otros tantos cambian de manos pese a tener apenas un puñado de meses de antigüedad. En cualquier caso, conducir un vehículo nuevo o casi nuevo es muy satisfactorio: todo funciona como se supone que debería, todos los materiales están en su sitio y su estética e imagen no se han visto aún perjudicados por el paso del tiempo o por el desgaste de la circulación y de la acción de otros conductores.
Y es que los primeros raspones, abolladuras y piezas rotas son las que más duelen: nuestro coche pasa de estar impoluto y no tener el más mínimo defecto a mostrar algunas "heridas de guerra" que, por otro lado, no suelen durar mucho en la carrocería al ser reparadas lo antes posible, generalmente a cargo del seguro a todo riesgo que los usuarios solemos contratar para los primeros años de vida de nuestro coche.
Aunque estos daños no comprometen la funcionalidad del vehículo, afectan a su apariencia y, en muchos casos, al orgullo del propietario. El proceso de reparación puede ser costoso, especialmente si se opta por servicios profesionales. Además, existe la posibilidad de que las reparaciones caseras no logren el acabado deseado, dejando visibles rastros del incidente, algo que por otro lado también puede darse en caso de una reparación profesional que, valga la redundancia, no sea todo lo profesional que debería.
Por eso, cada vez más gente opta por una vía alternativa para reparar su vehículo, la de los varilleros, una técnica de reparación apta para los golpes más leves en los que no se ha producido daño de pintura que permite recuperar al 100% la apariencia del coche sin que haga falta pintar o reemplazar ciertas piezas.
Un varillero en una carrocería de un coche es un especialista en el arte de la reparación de abolladuras sin necesidad de pintar. Su enfoque se centra en restaurar las deformidades en la chapa del vehículo sin recurrir a procesos que involucren la aplicación de pintura nueva. El varillero utiliza una técnica conocida como "varillaje", que implica el uso de varillas de acero de diversas longitudes y formas para acceder a la parte posterior de la chapa del automóvil. Trabajando desde dentro, el varillero aplica presión precisa y utiliza herramientas especiales para "masajear" suavemente las abolladuras y devolver la forma original a la superficie.
Esta técnica requiere habilidad y experiencia, ya que es un proceso muy meticuloso y que generalmente se realiza a mano, sin el uso de maquinaria pesada, siendo ideal si los defectos que muestra la carrocería de nuestro coche son leves y, sobre todo, no queremos volver a pintar y deshacernos de la pintura y los acabados de fábrica que, por otro lado, suelen ser difícilmente replicables por un taller.
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