Tres concesionarios han demandado a Volkswagen en EEUU argumentando que el fabricante de coches alemán les defraudó intencionadamente al instalar el software en los vehículos de motor diésel para engañar en las pruebas de emisiones del Gobierno. La demanda acusa al fabricante alemán de atraer franquicias para que invirtieran en exposiciones para vender vehículos respetuosos con el medioambiente, mientras que la compañía germana estaba mintiendo a los reguladores estadounidenses. Con la denuncia se busca una compensación por las pérdidas que sufrieron los concesionarios por la caída del valor, tanto de los coches afectados que no han podido vender como de la la propia Volkswagen. La demanda también acusa a Volkswagen de favorecer inadecuadamente a ciertos concesionarios y forzar a los minoristas a llegar a acuerdos con una filial financiera de la compañía.