ALTERNATIVA A LAS CONVENCIONALES
Turboglorietas: las rotondas que sí puedes hacer en línea recta
En estas intersecciones está prohibido circular por el carril derecho a no ser que vayas a usar la primera salida.
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Con el Código General de Circulación en la mano y abierto por la parte en la que indica cómo circular por una rotonda, las indicaciones señalan que está permitido moverse por el carril de la derecha (el exterior) durante el tiempo que permanezcamos en esta intersección hasta que la abandonemos porque, recordad, que hacerlas en línea recta no está permitido… a no ser que estés en una turboglorieta.
Las turborotondas nacieron en los años noventa en los Países Bajos para aligerar los problemas de circulación que se formaban en estas intersecciones. El concepto es sencillo y aplicable a las glorietas con dos carriles de entrada como mínimo: sólo puedes circular por el carril de la derecha si vas a coger la primera salida, en el resto de los casos estás obligado a desplazarte por el interior hasta que llegues al punto por el que vas a abandonarla.
El mejor ejemplo lo tenemos cerca: en Portugal. Allí está permitido hacer las rotondas en línea recta y está sancionado ocupar el carril de la derecha de forma permanente. No en vano, según establece el Código de Circulación, es una infracción multada con una sanción económica de 300 euros. Si el objetivo es aligerar el tráfico en las siempre complicadas glorietas, ¿por qué no hay más turborotondas en España? Existir, existen… aunque de forma testimonial.
Las turborotondas en España
La propia DGT reconoce que este diseño es más sencillo que el convencional y, además, mejora la fluidez de la circulación y reduce el número de accidentes. Para facilitar su identificación y la circulación por ellas, las turboglorietas que hay en España están identificadas con paneles verticales que explican la forma correcta de moverse por ellas. Además, los carriles están separados por una línea continua y cuentan tanto con flechas como con marcas viales para guiar a los vehículos desde la entrada hasta la salida evitando, así, cruces de trayectorias y colisiones.
Las ciudades pioneras fueron Vigo, Oviedo, La Palma y Santander aunque este modelo no termina de cuajar porque en toda España hay unas diez turborotondas. No en vano, en algunas localidades se ha desestimado su instalación debido a la fuerte oposición vecinal. Aunque la práctica ha demostrado que con el tráfico y los accidentes disminuyen, los conductores las encuentran confusas y muchos no respetan las normas vigentes en ellas. Y si no se respeta la característica clave… se convierten en una glorieta convencional.
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