LOS PAÍSES MIEMBROS SIGUEN PRESIONANDO
La Unión Europea empieza a valorar la pervivencia de los coches con motor de combustión más allá de 2035
La medida de prohibir los automóviles con propulsores térmicos dentro de una década ha sido tan impopular que está siendo imposible alcanzar un acuerdo.
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Han transcurrido casi 12 meses desde que Alemania pusiese en aprietos a la Unión Europea respecto a la votación sobre la imposición de los automóviles eléctricos a partir del año 2035. Este país consiguió aprobar una excepción para el empleo de carburantes de tipo sostenible, es decir, con emisiones neutras en carbono, aunque no para todas las clases de coche. En 2024, con las elecciones europeas asomando en el horizonte, se vislumbra una mayor flexibilidad por parte del organismo geopolítico en estos términos.
A pesar de los esfuerzos de la Comisión de Transporte de la UE por establecer que la totalidad los turismos de nueva generación se vendan con un sistema de propulsión 100% eléctrico dentro de poco más de una década, las discrepancias con los distintos estados miembros han dejado esta medida tan impopular en un limbo. Los germanos lograron su cometido para un número reducido de unidades térmicas con base en las peticiones de Porsche, que invirtió muchísimos recursos en el desarrollo de gasolina sintética para sus deportivos sin dejar de apostar fuerte por los BEV.
Sin embargo, dado que los automóviles totalmente eléctricos no son asequibles para los ciudadanos de todos los países que abarca la UE, Polonia amenazó con una acción legal para evitar la prohibición de los impulsores tradicionales (térmicos) basados en la combustión. Por su parte, Italia también abogó por los biocombustibles, mientras que nuestros vecinos de Francia tampoco respaldaron en exclusiva los vehículos de esta categoría. Y es que casi toda Europa, salvo los países más conformes con la agenda 2030, coinciden en que es mejor dejar convivir a varias tecnologías que imponer una.
El embrollo es tan grande que la esperada (y necesaria) decisión sobre el uso en regla de los combustibles de laboratorio debía tomarse recientemente, pero el sufragio ha sido aplazado hasta marzo, momento en el que está previsto un segundo intento. No obstante, los medios de comunicación que sugieren que no se alcanzará un acuerdo entre las diferentes naciones son muchos. Lo peor es que, de no lograrse avances en el plazo de un mes, la disposición se pospondría hasta 2025 para desgracia de un sector automotriz con mayor incertidumbre que nunca.
Precisamente, el 1 de marzo da comienzo la campaña para las elecciones europeas que se celebrarán tres meses más tarde, manteniéndose la norma por la cual la venta de coches nuevos solo será posible si estos son 100% eléctricos o de pila de combustible (hidrógeno), sin contemplar más excepciones que la citada alemana. El Partido Popular Europeo ha manifestado su intención de excluir la medida forzosa de los BEV, mientras que la CE considera formar un equipo especialista para examinar el funcionamiento de los combustibles sintéticos en los vehículos, una cuestión que ha sido repetidamente rechazada.
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