Completan el podio el Sandero y el Qashqai
Las tendencias del sector de la automoción no han cambiado en el último año. El León vuelve a ser, por tercer año consecutivo, el coche más vendido, los SUV es el segmento de moda y la gasolina gana la batalla al diésel.
Con el año cerrado y finiquitado, los primeros días de 2020 son muy propicios para hacer balances… unos más positivos que otros. Dentro de los primeros nos encontramos con el descenso de las víctimas mortales en accidentes y dentro de los segundos situamos la bajada de las ventas de coche. Ahondando en estos números podemos descubrir que, un año más, los gustos de los conductores españoles no han cambiado. Según los datos de Anfac (patronal de los fabricantes), Ganvam (vendedores) y Faconauto (concesionario), el modelo preferido vuelve a ser el SEAT León (35.847 unidades) y el segmento predilecto es, efectivamente, el de los SUV (591.226 unidades).
Si analizamos los datos por modelos, vemos que se repite el mismo patrón de los últimos tres años. O lo que es lo mismo: el SEAT León vuelve a llevarse la palma porque sigue siendo el coche más vendidodel mercado español. El podio lo completa otro compacto, el Dacia Sandero (33.880 unidades), y el SUV que todos tenemos en la cabeza: el Nissan Qashqai (30.156).
La tendencia que observamos entre los tres primeros clasificados se repite en el ‘top 10’. Las ventas se reparten entre los turismos del segmento B, los compactos (segmento C) y los SUV. No en vano a los tres primeros les siguen estos modelos que completan el ‘top 10’: Renault Clio (25.538 unidades), Renault Mégane (25.403), SEAT Arona (25.128), SEAT Ibiza (25.121), Volkswagen Golf (24.329), Peugeot 3008 (23.308) y Opel Corsa (22.352).
Los SUV siguen mandando
Por primera vez desde 2012, las matriculaciones han bajado. Lo han hecho un 4,8% registrando 1.258.260 unidades matriculadas y de ellas, 4 de cada 10 han sido un SUV (591.226). Además, si dividimos el segmento son los de tamaño mediano (300.687) los preferidos por los compradores: Nissan Qashqai, Toyota C-HR, SEAT Ateca, Dacia Duster, DS3 Crossback, Hyundai Tucson, Kia Sportage, etc. Le siguen los pequeños (218.260 unidades): SEAT Arona, Hyundai Kona, Kia Stonic, Jeep Renegade, Ford EcoSport, Nissan Juke... Los SUV de más tamaño cierran el año con 63.206 matriculaciones y los premium con 9.073.
Este no es el único segmento por el que se decantan los conductores españoles. Los utilitarios como Fiat 500, Audi A1, Citroën C1, Peugeot 108, Renault Twingo, Skoda Citigo o Smart Fortwo han sumado 237.593 unidades. Y los compactos, por su parte han firmado 227.295 matriculaciones.
La gasolina decanta la balanza
En cuanto al tipo de motor, los de gasolina han sido los más demandados. De cada 10 turismos y todoterrenos vendidos, 6 llevaban una mecánica correspondiente a este combustible. Una cifra que choca con la del diésel: 3 de cada 10. Por su parte, los vehículos impulsados por energías alternativas (eléctricos, híbridos enchufables, de gas natural y gas licuado del petróleo) han sido la opción elegida por 1 de cada 10 conductores.
Francia encarecerá el precio de los SUV
Con los números sobre la mesa queda claro las tres tendencias del sector de la automoción: SEAT León, SUV y gasolina. Y precisamente las dos últimas son protagonistas por otras razones. Su crecimiento ha dejado en la sombra a otros segmentos y a otros motores (como el diésel) y ha puesto en jaque a la reducción de las emisiones. En España el ejemplo más claro lo vemos con el impuesto de circulación. Su recaudación se ha incrementado porque lo más vendidos son los SUV con motores de gasolina y elevados consumos.
Así las cosas, mientras nuestro país busca una fórmula para mejorar la calidad del aire que respiramos, Francia ha puesto en marcha una solución que pasa por subir el precio de los SUV a través de los impuestos. ¿Cómo? Con una tasa para los coches que más contaminan. Evidentemente es un gravamen que afecta a todos los segmentos, pero si tenemos en cuenta que las emisiones de los SUV suelen ser altas… Hasta ahora se gravaba con 12.500 euros a los coches que superaban los 184 g/km de dióxido de carbono; tras la revisión de este impuesto, se gravará con 20.000 euros.
De esta manera, Francia busca reducir las emisiones, dejar de fomentar la compra de los SUV e incentivar la elección de coches más respetuosos con el medio ambiente.