ADIÓS A LOS MOTORES DIÉSEL EN VOLVO
Volvo se despide del diésel para siempre: ya ha fabricado el último (y no se lo va a vender a nadie)
Volvo acaba de anunciar el fin de la fabricación de motores diésel. Siguiendo su hoja de ruta en cuanto a la descarbonización de su gama, la firma sueca ya no fabrica motores diésel y pretende dejar los motores de gasolina ya en 2027
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Volvo está llevando a cabo una transformación radical en su enfoque hacia la movilidad sostenible. El último hito de esta transformación se ha llevado a cabo hace unos días con el final de la producción de motores de combustión alimentados por gasóleo, poniendo así fin a una larga era de 45 años en la historia de la marca. El último motor diésel, montado en un Volvo XC90 ensamblado en la fábrica de Torslanda, se convertirá en una pieza de museo, simbolizando el cambio de dirección de Volvo hacia un futuro más verde y electrificado.
Aunque Volvo no comenzó a registrar oficialmente la producción de automóviles diésel hasta 1991, la marca calcula que ha ensamblado más de nueve millones de vehículos con este tipo de motor desde entonces. Sin embargo, debido a la falta de registros precisos durante los primeros años, se estima que la cifra total es aún mayor. El destino del último vehículo diésel será el museo World of Volvo en Gotemburgo, donde se preservará como testimonio de una época ya pasada.
La historia de los vehículos diésel de Volvo se remonta al 244 GL D6, aunque este modelo no contaba con un motor de fabricación propia de la marca al utilizar un propulsor del grupo Volkswagen. Fue en 2001 que Volvo introdujo su primer motor diésel de producción propia, un motor de 5 cilindros que se ha seguido evolucionando y utilizando hasta hace menos de 10 años. En 2017 Volvo anunció su decisión de poner fin al desarrollo de motores diésel, marcando el inicio de una transición hacia la electrificación completa de su línea de productos.
El siguiente paso en la estrategia de Volvo es eliminar por completo la producción de vehículos con motores de combustión interna. A diferencia de otros fabricantes de lujo que han “reculado” (que se lo digan a Mercedes-Benz) en cuanto a sus objetivos de ventas de vehículos eléctricos, Volvo se mantiene firme en su compromiso de convertirse en una marca completamente eléctrica para el final de la década.
A nivel mundial, la demanda de vehículos diésel ha ido disminuyendo, algo especialmente patente en Europa. Este cambio de preferencia se debe a una combinación de factores, que incluyen regulaciones de emisiones más estrictas, preocupaciones ambientales crecientes y avances tecnológicos en la industria de los vehículos eléctricos.
El escándalo de emisiones de Volkswagen y otros fabricantes también ha contribuido a erosionar la confianza del público en los motores diésel. Como resultado, los consumidores europeos están optando cada vez más por vehículos eléctricos, que ofrecen una alternativa más limpia y sostenible para el transporte personal.
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