UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE
Participamos en el Rally Classics África con un Seat Ateca Marathon
Ponemos a prueba al Seat Ateca Marathon en una de las pruebas de raids más exigentes del mundo. ¿Qué tal se nos habrá dado?
Publicidad
Probablemente, las pruebas de raid sean las más exigentes dentro del mundo del motor. Pilotos y copilotos tienen que ingeniárselas para llegar de un punto a otro sin una ruta definida. Y los coches tienen que ser capaces de soportar más el abuso que el uso. Coches como el Toledo Marathon que el departamento deportivo de Seat, Seat Sport, desarrolló a principios de los 90.
Este Toledo Marathon consiguió el primer éxito internacional de Seat en raids en el 93, tres podios en el 94 y la idea era correr el Dakar del 95. Los planes cambiaron, pero hoy estamos en el Rally Classics África con una de las dos unidades que se construyeron.
"El proyecto del Toledo Marathon decidimos arrancarlo debido al 30 aniversario que cumplimos este año de la primera carrera, de cuando debutó. Fue el primer proyecto muy en serio para competir al máximo nivel en el mundo de los raids, allá por los 90, en el inicio de los noventa", añadía Isidre López, responsable de Seat Históricos.
Formando parte del equipo de apoyo e inscritos de manera oficial, nuestro redactor Borja correrá esta prueba al volante del Seat Ateca Marathon, junto con otros compañeros de profesión. Un Ateca 2.0 TDI de 150 CV con algunas mejoras: suspensión específica y neumáticos de tierra, cubrecárter metálico, baca de techo para llevar todos los accesorios, barra de luces en el techo…
El Ateca está prácticamente de serie, salvo cuatro centímetros que le han ganado a la suspensión. La aventura comenzó con las verificaciones administrativas, para completar los últimos detalles antes de iniciar la prueba, sin olvidarnos tampoco de las verificaciones técnicas de cada vehículo, ya que están divididos en categoría de clásicos hasta el año 2000 y Open, orientada a coches modernos.
En esta primera edición, la prueba constaba de cinco etapas, que se desarrollaban en los alrededores de las ciudades marroquíes de Erfoud y Merzouga. Recorrimos 700 kilómetros entre estepas, dunas, caminos, cauces de ríos secos. Y nos encontramos con arena, piedras y tierra. Todos esos terrenos con medias de velocidad distintas, ya que esta prueba, además de la navegación, mezcla también la regularidad.
Por suerte esto no era solo trabajo de una persona: durante toda la prueba, nuestro copiloto Antonio Angulo, fue nuestra principal ayuda y guía. "En una prueba como esta, tenemos que saber navegar y, además de eso, tenemos que mantener la velocidad media. Pero para poder estar delante en la clasificación y ganar tienes que ser muy exacto en las distancias, en el tiempo que tienes que pasar cada punto de control y hay que tener en cuenta que este rallye no lo gana el más rápido sino el que es más regular", añadía.
Mientras que el Toledo lleva un motor turbo de cinco cilindros y más de 330 CV de potencia, el Ateca es algo más humilde en términos de potencia, pero puede con todo lo que nos encontramos. Pero más impresionante que la diferencia de potencia, es que es un Ateca como el que miles de conductores usan a diario. Y hemos estado cruzando el desierto a más de 120 por hora sin una gota de sudor.
Aquí tienes que conducir a vista. Digamos que se trata de "viajar rápido", concentrado y muy atento, para ir siempre un paso por delante. Eso sí, la labor del copiloto sigue siendo clave a la hora de navegar y orientarnos. Perderse aquí puede ser un verdadero problema, por lo que tenemos que ir atentos a sus indicaciones.
También es importante saber adaptarse. Hay que ser capaz de cruzar una estepa a 120 o 150, pero también tienes que ser capaz de surcar las dunas o sortear las rocas de un cauce seco. Cada día tiene su miga y tienes que ser lo más fino posible para sortear los obstáculos que te encuentras sin demasiada complicación ni ningún susto.
Es una prueba dura en el sentido de exigir mucho al equipo humano y al coche. Orientarse y navegar por un paisaje como este es todo un desafío. Pero es un desafío que engancha; tiene un encanto especial que no se encuentra en otro tipo de pruebas. Sobre todo, cuando llegas al final de cada etapa y te das cuenta de que has podido con todos los obstáculos, imprevistos y dificultades del camino. Porque al final, entra en juego la superación personal y es muy gratificante.
Cuando terminas, todo eso se magnifica. Ahí es cuando de verdad empiezas a asimilar cómo han ido evolucionado los días, los lugares por los que has pasado, los sitios en los has dormido, como en jaimas en el desierto… Al final es una experiencia única, rodeado de lo más importante: un gran equipo de personas como es el de Seat Históricos, que te ayudan y apoyan en todo momento para que logres tu objetivo.
Finalmente, nos llevamos un quinto puesto en nuestra categoría, bastante satisfactorio, mientras que el Toledo Marathon ha sido el gran protagonista, obteniendo la victoria en la general y en su categoría, a los mandos de Antonio Rius y Pablo Moreno, volviendo a brillar en los raids 30 años después.
Publicidad