Nuevo lenguaje de diseño
Esta semana, en Centímetros Cúbicos, probamos la cuarta generación del Hyundai Tucson, que luce radicalmente distinto a su predecesor.
Si hay una marca que, desde hace años, está invirtiendo en modelos electrificados, esa es Hyundai. Fue pionera en lanzar al mercado el primer SUV 100% eléctrico con más de 400 km de autonomía: el Kona EV. También lo hizo con el primer modelo de hidrógeno en llegar a España en 2018, el Nexo. Y lanzó el primer vehículo que se ofrecía con tres variantes electrificadas, híbrida, híbrida enchufable y eléctrica, que fue el Hyundai Ioniq. Siguiendo esa filosofía sostenible, llega la cuarta generación de su superventas: el Tucson.
Su audaz lenguaje de diseño sigue patrones geométricos llamados “joyas paramétricas”, dotándole de un toque futurista que utiliza aristas, superficies y ángulos, para que algunas partes imiten el aspecto de una joya. En la vista lateral destacan los pasos de rueda cuadrados, que aumentan la sensación de altura del modelo. Dan cobijo a las llantas de aleación, que pueden ser de 17 a 19 pulgadas.
Lo que no oculta su interior es su gran calidad de ejecución y lo tecnológico que es. Destaca también el moderno salpicadero simétrico, equipado con luz ambiental personalizable, y el puesto de conducción cuenta con un nuevo volante multifunción achatadado por abajo y un panel de instrumentos digital en 3D.
A los bloques de combustión convencionales, un 1,6 litros gasolina de 150 caballos y otro diésel de 115, se unen motorizaciones con sistema Mild Hybrid, ofreciendo un diésel de 136 caballos con esta tecnología de 48 voltios y un gasolina de 150 o 180, también con este sistema. Siguiendo su compromiso con la eficiencia, el nuevo Tucson contará además con una variante híbrida autorrecargable y otra híbrida enchufable con 265 caballos. Pero esta última no llega hasta 2021.
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