El Opel Corsa está a punto de entrar en el club de los 40: con 39 años en sus ruedas y más de catorce millones de unidades vendidas, se ha convertido en uno de los modelos clave de la marca alemana. La actual generación, además de ser la sexta, ha marcado un antes y un después puesto que ha sido la primera en llegar de la mano de una versión cero emisiones. Nos subimos al Opel Corsa-e para comprobar que los urbanos eléctricos también pueden ser divertidos. Más allá de las llantas, la ausencia de escape o los logos, pocas diferencias podemos apreciar a simple vista porque esta variante tiene las mismas medidas que las tradicionales: 4,060 metros de largo, 1,745 de ancho y 1,433 de alto. Cuenta con una batalla de 2,538 metros y la única cifra distinta es la correspondiente al peso: supera los 1.500 kilos. A pesar de ello, sigue siendo un coche de cinco plazas ágil y práctico. Línea coupé Si pasamos al interior observaremos que la caída del techo estilo coupé (48 mm más baja que la sus predecesores) no perjudica al espacio libre para la cabeza, pero sí al acceso: entrar a las plazas traseras no es muy cómodo. Por lo demás, el habitáculo es el mismo aunque cuenta con elementos específicos de un coche eléctrico como los menús de las pantallas o el ‘Modo B’ de la caja de cambios, que es el que empleamos para las retenciones que cargan la batería. Sí hay algo en lo que sale perdiendo la versión cero emisiones: la capacidad del maletero pasa de 309 a 267 litros. En cuanto al equipamiento de serie del Opel Corsa-e nos encontramos con una constante de este urbano: es bastante amplio. El cuadro de mandos es digital y está complementado con el sistema de infoentretenimiento de OpelConnect y la aplicación myOpel. En materia de seguridad y conducción tenemos a nuestra disposición control de crucero sistema de reconocimiento de señales de tráfico, asistente de mantenimiento en carril y el de frenada automática de emergencia. 337 kilómetros de autonomía Antes de arrancar, es momento de conocer qué hay bajo la carrocería del Opel Corsa-e. La versión eléctrica del urbano alemán sólo tiene una opción mecánica: un motor de 136 CV y un par motor de 260 Nm. Eso sí, estas cifras sólo están disponibles con el modo Sport. El modo normal entrega hasta 107 CV y 220 Nm mientras que el Eco (recomendable para trayectos por la ciudad) abraza la eficiencia con un desarrollo de 80 CV y 180 Nm. La batería de iones de litio tiene una capacidad de 50 kWh (337 kilómetros de autonomía según el Ciclo WLTP) y está ubicada debajo del suelo del habitáculo con un objetivo: mejorar el centro de gravedad reduciéndolo un 10% (5,7 centímetros). Se puede recargar completamente en un enchufe doméstico convencional de 1,8 kW (25 horas), en un Wallbox de 7,4 kW (8 horas) o con una carga rápida, que recupera el 80% de su capacidad en media hora. El Opel Corsa-e en acción Opel ha diseñado una ruta que transcurre entre Madrid y la localidad de Morata de Tajuña: una combinación de conducción urbana, por autovía y por carreteras secundarias. Lo primero que nos llama la atención es que el puesto del conductor es 2,8 centímetros más bajo y no tardamos en darnos cuenta de los efectos de ese centro de gravedad rebajado: influye en el comportamiento y la dinámica haciéndolos más intuitivos, pero también más dinámicos. Se disfruta más al volante. El carácter eléctrico del Opel Corsa-e se manifiesta a través del silencio imperante: al habitáculo llegan suaves sonidos procedentes de la rodadura, de la aerodinámica o del propio viento. No es el único rasgo específico: con el Modo Sport notamos que el urbano empuja con más alegría evidenciando una capacidad de aceleración más que suficiente para cualquier escenario. La entrega instantánea del par ayuda a ganar velocidad fácilmente y dosificar la potencia es sencillo: sobre todo en carreteras con curvas reviradas en las que demuestra que un urbano eléctrico puede ser divertido. El comportamiento del Opel Corsa-e es el de un coche tan ágil como sereno. La dirección está asistida pero transmite confianza, las blandas suspensiones (modificadas, por cierto, con elementos de la línea deportiva GS Line) absorben bien las irregularidades de la calzada y apenas hay balanceos gracias a ese centro de gravedad más bajo. Conducir este coche es, ante todo, manejar un vehículo equilibrado. Y no sólo por cómo se desenvuelve en ciudad y sobre el asfalto de la carretera: también por su autonomía, su equipamiento y su precio. Ofreciendo prácticamente lo mismo, es más asequible: su horquilla de precios arranca en 26.990 euros o desde 19.990 euros con el Plan MOVES III.