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Test a fondo Mini Countryman: el Mini menos mini con aroma 'Bayerische'
Hemos probado la versión C, de acceso, que lleva un motor de tres cilindros y 170 CV, que luce la etiqueta ECO gracias a la microhibridación.
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Mini está viviendo una nueva era que le prepara para el futuro del automóvil, y la mejor prueba son la nueva generación de los dos miembros actuales de la familia, el Cooper y el Countryman, que han llegado al mercado cargados de tecnología, seguridad, eficiencia y suponen un cambio enorme en relación a los anteriores modelos.
Hay momentos en la vida en los que necesitamos más espacio y comodidad para nuestro día a día, y en un Cooper no podemos ir con la casa acuestas. Por tanto, el nuevo Countryman -motivo de nuestra prueba- se desmarca como una gran evolución de este concepto que tantas alegrías nos da y nos ha dado.
En la nueva atmósfera destacan los nuevos asientos y materiales del salpicadero, que están revestidos de materiales sostenibles, así como los numerosos espacios portaobjetos disponibles.
Por su apariencia exterior, el nuevo Countryman ya deja claro que representa un gran salto cualitativo y cuantitativo en relación a la generación anterior. Es más grande por dentro y por fuera. Porque supone una importante evolución del concepto que tenemos de Mini.
Las dimensiones generales crecen, superando los 4,4 metros de largo, que no solamente permiten un espacio interior más amplio, sino también un maletero de 460 litros.
Además, ofrece un diseño llamativo, más maduro y con un cierto toque alemán, con unas líneas marcadas pero redondeadas, que dan lugar a una carrocería que transmite robustez, unido a una aerodinámica muy trabajada para mejorar la eficiencia.
El nuevo Mini Countryman es un cochazo, un nuevo concepto que hace crecer al modelo en todo. Porque es mucho más coche, dado su parentesco con el X1 y X3 de BMW. Vamos que s un coche diferente y con más ambición.
La gama de motores es bastante variada, para cubrir todas las necesidades. Tenemos dos versiones gasolina con tecnología microhíbrida: la C y S, con 170 y 218 CV respectivamente; también hay hueco para un motor diésel, también microhíbrido, con 163 CV. El John Cooper Works, la más agresiva, se desmarca como la más purista, sin electrificar, con 300 CV. Y para cerrar la familia el E y SE, las versiones 100% eléctricas.
Vamos a hablar primero de la versión C, de acceso, que lleva un motor de tres cilindros y 170 CV. Empuja bastante bien y, gracias a la caja de cambios automática de doble embrague, los cambios son muy efectivos y rápidos.
Además, por si fuera poco, cuenta con tecnología microhíbrida de 48 voltios, que le proporciona la etiqueta ECO de la DGT. Y así ni siquiera te hace falta el enchufe para entrar en las zonas de bajas emisiones.
Este sistema incorpora un pequeño motor eléctrico de 19 CV, que aporta energía en determinados momentos. Dinámicamente, el chasis tiene una puesta a punto sobresaliente para ser un SUV.
Un buen equilibrio entre una gran comodidad, pero a la vez, con ese toque picante que siempre ha caracterizado a Mini. Además, está bastante bien asilado y reina un ambiente silencioso en marcha.
El sistema microhíbrido hace que sea bastante eficiente, homologando un consumo de menos de 6 litros a los 100 km, que no está nada mal para ser un SUV. Pero si quieres tener aún más eficiencia y te gustan los coches enchufables, tenemos el Countryman totalmente eléctrico que te comentaba antes.
El eléctrico de acceso
Se llaman Countryman E y SE, y ambas cuentan con una batería de 64,7 kWh de capacidad útil, que les permite tener una autonomía de hasta 462 km. Admitiendo cargas rápidas de 130 KW y de 22 en corriente alterna.
La versión eléctrica de acceso, con un motor delantero de 204 CV. Es suficiente y no necesitas más, porque hay potencia de sobra para el día a día e incluso para adelantar con total confianza en carretera.
Además, su consumo es muy bajo, homologando 16 kWh hora a los 100. Que nos da la mayor autonomía que nos ofrece el Countryman: 462 km con una sola carga.
El ADN de Mini sigue presente en esta versión cero emisiones, que pese a su naturaleza no ha ganado mucho peso frente a la versión de combustión, quedándose por debajo de los 2.000 kg.
Esto hace que las diferencias no sean tan grandes a la hora de conducir uno y otro, dando como resultado un SUV que es cómodo, silencioso y dinámico en todas sus versiones.
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