Al volante del Seat Ateca 2.0 TDI FR: máxima eficacia y versatilidad con tintes deportivos

Según el último informe de Anfac, en el año 2021 se matricularon en España 473.512 SUVs, es decir, el 55,1% de todos los turismos nuevos que se matricularon, eran SUVs. No puede ser que más de la mitad de las personas que compraron un coche nuevo el año pasado estén equivocadas, así que nuestro compañero Borja Urteaga -no precisamente un fan- va a partir de cero, a replantearse el concepto.

Y lo ha hecho con el Seat Ateca, un modelo que acumula más de 400.000 unidades vendidas desde que se lanzó al mercado en 2016. A nivel diseño sigue estando tan vigente como el primer día, aunque el acabado FR ayuda bastante. Hacer SUVs deportivos suena contradictorio, pero la imagen, con las llantas, los parachoques… le dan una estética muy atractiva.

Así que, si quieres la imagen que te gusta pero no quieres o no necesitas 300 o 400 caballos de potencia, ni los costes de mantenimiento, ni la dureza de suspensión, neumáticos y demás que traen consigo los modelos deportivos… El acabado FR es la clave. Y, hablando de potencia y motores: ¿diésel o gasolina?

Este Ateca puede llevar ambas mecánicas y con distintos niveles de potencia, desde los 115 hasta los 190 caballos. Combinados con cajas de cambio manuales o automáticas de doble embrague y con tracción delantera o 4Drive.

Para este desafío personal de entender los SUVs, he pedido uno diésel. Podía ser el de 115 caballos de entrada a la gama pero, ya que estamos, mejor el 2.0 TDI con 150 caballos, que es más alegre y con cambio DSG. Y, ¿por qué? Esto necesita una explicación aparte.

La campaña contra el diésel como fuente de todos los males del automóvil es un bulo. De hecho, los mismos que cargan contra este combustible clasifican los motores diésel y gasolina en la misma categoría: con la etiqueta C, la verde. Así que, tan malo no será. Pero vamos a verlo con números.

En España circulan 24,9 millones de turismos, de los cuales 14,9 son diésel, 9 de gasolina y el resto alternativos. Usando este Ateca como ejemplo, el diésel consume 4,9 litros a los 100, mientras que el gasolina equivalente gasta 6,6. Eso es una diferencia de 384 litros al año de media.

Para hacernos una idea, si todos los turismos fuesen gasolina y se eliminara el diésel, se quemarían 9.400 millones de litros de combustible más al año. Y esos 9.400 millones de litros habría que extraerlos, refinarlos, transportarlos, distribuirlos… Eso deja huella medioambiental también.

Todo esto, usando dos SUVs como referencia, que consumen más que una berlina o un compacto, sobre todo por el peso y la aerodinámica. Razón de más para intentar reducir ese consumo con una opción diésel. Son cifras orientativas basadas en un solo modelo de coche, pero sirven para que tengamos una imagen más global. Y en cuanto a prestaciones: un motor diésel moderno como este, con 150 caballos y más par que su equivalente de gasolina, se disfruta con menor consumo.

No hace falta mucho más para el día a día. Bueno, sí: cambio automático. Si te gusta conducir entiendo que disfrutes un cambio manual, pero para ir y venir del trabajo, atascos, semáforos… Y encima, este DSG se maneja secuencialmente y es más rápido que uno manual si viene con levas en el volante.

En la redacción de Centímetros Cúbicos, siempre hemos defendido que los SUVs deberían ser siempre diésel, porque resultan más eficientes a igualdad de potencia que con motores de gasolina. Y hablamos de cerca de un 20% menos de consumo.

Y a eso se añade que la altura de estos coches es muy cómoda: al entrar y salir, cuando conduces, si tienes niños y tienes que sentarles detrás, tienen mucho espacio interior… Y seguridad. Igual te suenan algunos sistemas de nuestras pruebas con Ponle Freno, pero te recuerdo algunos. El primero es el control de crucero adaptativo que, además, se puede combinar con el de mantenimiento en el carril en el asistente de viaje. Además de la frenada de emergencia o el reconocimiento de señales de tráfico.

Resumiendo, cuando pasas varios días probado un SUV diésel, automático, con acabado deportivo… Hay muchas cosas que encajan y entiendes su éxito. Igual no es el coche que salía en el póster que teníamos en la habitación de chavales, pero tampoco me veo en ese coche del póster yendo a trabajar, al cole, de viaje, aparcándolo en la calle, metiéndome por el campo… Con este sí.

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