Aston Martin DBR22, la barchetta de los sueños de James Bond

Cuando está cada vez más cerca la Semana del Automóvil de Monterey, y con ella, el reclamo por parte de muchos de los fabricantes de lujosos deportivos a atraídos por el irremediable poder del Pebble Beach Concours d'Elegance. Es por ello que, además de la presencia confirmada de prototipos como el heredero eléctrico del Lexus LFA, también otros fabricantes europeos han confirmado su presencia, siendo Aston Martin uno de los últimos al anunciar que estará expuesto precisamente uno de sus DBR22.

Parece claro que el fabricante de Gaydon no ha sido ajeno al éxito que ha supuesto otros modelos como el Ferrari SP1/SP2, McLaren Elva o el Mercedes SLR McLaren Stirling Moss, presentando esta celebración al décimo aniversario del departamento Q de Aston Martin. El DBR22 precisamente se trata de un barchetta con tintes clásicos que se inspira precisamente en los Aston Martin DBR1 y DB3S.

Clásico no significa que su diseño sea obsoleto, ya que el fabricante británico ha recurrido a técnicas de producción revolucionarias especialmente a la hora de crear su bastidor auxiliar trasero, el cual ha sido imprimido en piezas de aluminio a través de impresoras 3D, apuntando a una especial rebaja en el peso del conjunto sin apenas afectar a la rigidez del mismo. Esa reducción a lo mínimo necesario siempre ha sido una condición sine qua non en la competición, por lo que el deportivo descubierto contará con un diseño que minimiza la cantidad de paneles empleados para la carrocería.

El diseño es exquisito, con una toma de refrigeración en forma de herradura que capta toda la atención en el frontal, asociada en este caso a esa imagen inconfundible que crean las dos jorobas gemelas superiores, las cuales se utilizan a modo de protección de los ocupantes en caso de vuelco. Se ha intentado que los diseñadores de Aston Martin diferencien claramente la estética del V12 Speedster con el DBR22, algo a lo que también contribuyen ese diseño de 14 radios de las impresionantes llantas de 21 pulgadas.

Bajo el capó, no podría faltar; el imponente propulsor V12 de 5.2 litros con doble turbocompresor y asociado a una transmisión automática de ocho velocidades con levas de cambio detrás del volante. En total, a cada acelerón y accionamiento de las manos se consigue transmitir esos 705 CV de potencia y 753 Nm de par máximo que son capaces de empujar el deportivo británico en el 0 a 100 km/h en apenas 3,4 segundos y estableciendo una velocidad máxima de 319 km/h.

Según apuntan las primeras informaciones, se espera que apenas se construyan 10 unidades del Aston Martin DBR22, una por cada año de vida del departamento Q de la firma alada a un precio que superará ampliamente el millón y medio. Es apenas una década de vida, pero con creaciones como esta, sumadas a los DB4 'Continuation', DB5, One 77, Vulcan, Victor o Vantage V600 se demuestra que estamos frente a una fuente inagotable de alegrías para los aficionados al automóvil.

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