Un estudio elaborado por diez investigadores de Reino Unido y Países Bajos ha concluido que la inversión detrás de la vacuna de AstraZeneca, elaborada en colaboración con la Universidad de Oxford, procedió en un 97% de organismos públicos.
Según la investigación, que está pendiente de ser revisada por pares, "el Gobierno y financiadores sin ánimo de lucro aportaron la mayoría de los fondos a la Universidad de Oxford destinados a la investigación y el desarrollo de la vacuna de AstraZeneca-Oxford y su tecnología ChAdOx, lo que puede tener implicaciones significativas para el debate global sobre el nacionalismo de vacunas y el acceso a la tecnología sanitaria frente al COVID-19".
Así, con los cálculos de los investigadores -que han hecho un recorrido de publicaciones científicas para seguir la pista del dinero-, de los 120 millones de euros invertidos, 45 millones procedieron del Gobierno del Reino Unido y 30 millones de la Comisión Europea. El resto proceden de centros de investigación con dinero público y fundaciones que apoyan la investigación, como la de Bill y Melinda Gates.
Para los autores, comprender de dónde ha procedido el dinero que ha hecho posible el suero anglosueco tiene importancia para otros retos sanitarios, ya que "la plataforma vacunal puede tener múltiples usos más allá del SARS-CoV-2, ofreciendo una oportunidad para desarrollar rápida y equitativamente soluciones asequibles para otras infecciones y enfermedades existentes o emergentes".
Una de las conclusiones es urgir a los editores de revistas médicas a que mejoren sus protocolos para informar de los mecanismos de financiación de los hallazgos científicos.
Este estudio aviva el debate que ya existe acerca de liberalizar las patentes de las vacunas para asegurar su producción en masa y vacunar, cuanto antes, a toda la población mundial. Además, la investigación también cuestiona uno de los argumentos esgrimidos por la industria farmacéutica para asegurarse las licencias: recuperar la inversión dedicada por la empresa privada.
170 personalidades mundiales, incluidos dirigentes o premios Nobel, han enviado una carta pública al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, reclamando su suspensión temporal. Entre ellos, los expresidentes españoles Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero.
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