Su manera de presentar la naturaleza dista mucho de la tradicional fórmula de los documentales que conocemos. Este australiano no se conforma con grabar animales con cámara, sino que trata de atraparlos, sin importar especie o tamaño. Tras haberlos grabado y observado, los vuelve a liberar.

Ha desarrollado unas dotes de camuflaje muy efectivas: barro para no reflejar la luz o un sombrero de plantas para pasar desapercibido. En su captura más sofisticada se camufló bajo el cadáver de un canguro. Después impregnarse con su sangre, se ocultó durante horas a la espera de que llegara un halcón.

Lleva desde los siete años practicando esta especie de "caza deportiva". El propósito de este australiano es dar a conocer la fauna de su país a fin de concienciar al espectador de la importancia de cuidar y preservar la naturaleza.