Un terremoto de magnitud 7,1 grados sacudió la ciudad de México y murieron más de 270 personas. Los ciudadanos corrían de un lado al otro para ponerse a salvo. Cuando ya habían cesado los temblores, algunos testigos se quedaron atónitos ante la escena.
La tierra sigue moviendose en una porción de asfalto. Los supervivientes pasan con cautela aún con el pánico en el cuerpo pero lo cierto es que, este fenómeno tiene una explicación científica.
Los movimientos están relacionados con el suelo arcilloso y el filtrado de agua, en concreto se llama licuefacción, y provoca que la ciudad se hunda gradualmente y que los terrenos se amplifiquen. La tierra se vuelve inestable y pierde su consistencia sólida por los efectos del terremoto y pasa a comportarse como un líquido. De ahí que parezca que 'respira'.