La Autoridad de Protección Ambiental australiana anunció que no evaluará la orden del estado de Australia Occidental de matar a los tiburones de más de tres metros para proteger a los bañistas, al considerar que supone un riesgo insignificante para la especie.

Unos 104 escualos, treinta de los cuales medían más de tres metros, han muerto desde que comenzara la matanza de tiburones el pasado enero en dos zonas costeras de los alrededores de la ciudad de Perth donde se han colocado sistemas de anzuelos.

El presidente de la EPA, Paul Vogel, dijo que la medida tiene "una duración limitada, una escala muy pequeña" y por lo tanto, considera que este programa "no tendrá un impacto significativo en el medio ambiente".

Piers Verstegen, representante del Consejo de Conservación, se mostró sorprendido por la decisión de la EPA, mientras la organización ecologista Sea Shepherd, cuya petición ante el Tribunal Supremo de Australia Occidental para revisar este programa fue desestimada a principios de este mes, esperaba la negativa.

Según Sea Shepherd, unas cinco personas mueren cada año en el mundo por ataques de escualos, en comparación con la treintena que perecen en Estados Unidos por agresiones de perros o las 30.000 que padecen problemas de obesidad.