longevidad
La esperanza de vida comienza a perderse en Europa por los malos hábitos
¿Por qué es importante?Una investigación de 'The Lancet Public Health' subraya el estancamiento de los avances en la reducción de las muertes por las principales causas de enfermedades cardiovasculares y cáncer en Europa
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La longevidad es un objetivo compartido, y durante un tiempo, soplar las velas del siglo parecía una meta al alcance de muchos. Pero la tendencia ha cambiado. Por mucho que avance la tecnología y la ciencia, en Europa, ese equilibrio se ha roto: desde 2011, la esperanza de vida ha dejado de crecer al ritmo esperado.
Un estudio publicado en The Lancet Public Health revela que, entre 2011 y 2019, la tendencia al alza se ha ralentizado. Mientras que entre 1990 y la segunda década del siglo XXI la esperanza de vida aumentó en unos 5,5 años, en los últimos años solo ha sumado 1,17. A esto se suma el impacto de la pandemia, que no solo frenó el incremento de la longevidad en muchos países europeos, sino que en algunos casos llegó a reducir este indicador entre 2019 y 2021.
En el caso de España, esta ralentización hizo que la media de crecimiento pasara de 0,25 años en el primer periodo a 0,13 años entre 2011 y 2019. El país más afectado ha sido Inglaterra, con una pérdida de 0,18 años en la mejora de la esperanza de vida en las últimas tres décadas. Mientras, los países que mejor se mantienen en la carrera de la vida son Noruega, Islandia, Bélgica, Dinamarca y Suecia, que han logrado conservar el ritmo de mejora.
Los autores del estudio, colaboradores del proyecto Global Burden of Disease (GBD), atribuyen esta desaceleración viejos sospechos: el incremento progresivo de la obesidad y el sobrepeso, unido a la exposición a riesgos en la dieta, como el consumo de alimentos ultraprocesados, que ya representan el 40% del aporte calórico en muchos países europeos. En cuanto al tabaquismo si bien ha caído, sigue siendo un factor de riesgo importante, junto con el alcohol, cuyo consumo excesivo no ha logrado frenar.
El resultado es un cóctel que pone a las enfermedades cardiovasculares y los tumores como las principales responsables de la desaceleración en la esperanza de vida.
¿Qué han hecho los países que han logrado resistir? Noruega, Islandia, Bélgica, Dinamarca y Suecia han mantenido el ritmo gracias a políticas públicas enfocadas en reducir la exposición a estos riesgos. Han combatido la comida basura, el tabaquismo y la falta de ejercicio con regulaciones estrictas y campañas de prevención. Además, el estudio explicita que las mejoras continuas en la esperanza de vida en estos cinco países durante 2019-21 indican que estaban mejor preparados para resistir la pandemia de COVID-19. "Estos hallazgos sugieren que las políticas gubernamentales que mejoran la salud de la población también crean resiliencia ante futuras crisis", señala la investigación.
Pero esas decisiones requieren plantar cara a cuatro gigantes industriales que, según los investigadores, son responsables de al menos un tercio de las muertes prematuras: el tabaco, los alimentos ultraprocesados, los combustibles fósiles y el alcohol. La influencia económica de estos sectores hace que, salvo en el caso del tabaco, la mayoría de los gobiernos eviten aplicar políticas efectivas que mitiguen sus efectos nocivos. Entre las medidas que sugieren los expertos están la regulación de la publicidad de productos poco saludables, la aplicación de impuestos específicos y la promoción de alternativas más beneficiosas para la salud.
Además, según el profesor Nick Stell, uno de los principales responsables de la investigación, en una declaración publicada por la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, que participó en la colaboración: "Si bien la esperanza de vida de las personas mayores sigue aumentando en muchos países, el estudio se centra principalmente en la mortalidad a edades más tempranas, un ámbito en el que aún tenemos un amplio margen para reducir los riesgos perjudiciales y prevenir las muertes prematuras."