En la investigación también hay brecha de sexo. En la mayoría de los estudios se utiliza a animales machos para investigar, algo que acota los tratamientos. Con más inversión y financiación, se podría investigar más con hembras y los tratamientos serían más eficaces también para las mujeres.
Según ha explicado Elena Galea, profesora ICREA del Institut de Neurociencia de Barcelonab, ha asegurado que la brecha de sexo en la ciencia básica supone un problema.
Recientemente se ha descubierto que en algunas disciplinas de la biología la relación es de cinco frente a uno. Por ejemplo, en un experimento en el que se usan 20 ratones tan solo cuatro de ellos son hembras.
"El hecho de que no se estudien hembras en los experimentos es un problema de salud pública", ha explicado Elena Galea. Y es que, por ejemplo en el caso del Alzheimer, el 70% de los pacientes son mujeres, pero en el laboratorio los modelos predominantes son machos.
"Si las enfermedades que las mujeres sufren en más medida que los hombres no se modelizan en el laboratorio, no se van a desarrollar terapias efectivas para curar a las mujeres", ha añadido la investigadora.
Por eso, entre las consecuencias está la disminución de la eficacia de los tratamientos, la aparición de más efectos secundarios, o resultados contrarios a los deseados.
"Si realmente valoramos en hembras o en mujeres un tratamiento que solo se ha valorado en ratas macho el impacto podría ser muy grave", ha explicado Roser Nadal, investigadora del Instituto de Neurociencia de la UAB.
La solución pasa por un componente básico: concienciar a la gente de la importancia de incluir hembras en las investigaciones. Pero también hace falta inversión. Recursos, materiales, personal e infraestructuras que solo podrán conseguirse cuando se aumente la partida del PIB dedicada a la ciencia, porque para eliminar la brecha de sexos hace falta la utilización de salas diferentes para probar tratamientos distintos.