Coger agua del mar para convertirla en agua dulce. Eso es lo que hacen las más de 800 desaladoras que hay en España. Pero ¿cómo se desaliniza el agua? La técnica más extendida es la de ósmosis inversa, que utiliza unas membranas para separar la sal del agua. "Lo primero que hay que hacer es un pretratamiento para eliminar todo lo que no sean las sales que hay disueltas. Después va el propio proceso de ósmosis inversa, donde ya el permeado es un agua libre de sales", explica Daniel Pérez Rico, catedrático de ingeniería química.
Finalmente, se somete a un postratamiento para acondicionar el agua. ¿Es un agua de buena calidad? Sí. Las membranas no permiten que pasen elementos tóxicos y sirve para consumo urbano, agrícola e industrial. ¿Tiene efectos negativos para el medio ambiente? Los ecologistas señalan principalmente dos: su coste energético y la salmuera, el agua restante con sal, que se vierte al mar y puede caer sobre las praderas de posidonia.
"Reduciría la riqueza piscícola del entorno en muchas zonas del Mediterráneo", lamenta Santiago Martín Barajas, portavoz del área de aguas de Ecologistas en Acción. Aunque otros expertos defienden lo contrario: "Con procedimientos de difusión se permite la dilución de esa agua, de esa salmuera, a una cierta profundidad y los efectos del medio ambiente sobre el entorno marino son nulos", explica Francesc Hernández, catedrático de la Universidad de Valencia.
¿Puede ser una solución a la falta de agua? "Hay que tener en cuenta que al agua además de desalarla luego hay que transportarla. Por tanto, no sería lógico pensar en desalar agua hacia el interior de un país", argumenta Daniel. España es pionera en procesos de desalinización en Europa y una de las primeras potencias a nivel mundial.