Numerosos bañistas rodean a un delfín varado en la playa. Como si de un cachivache se tratara, comienzan a tomar fotografías, se hacen "selfies" e incluso graban vídeos. La diversión está servida. Los hay también que intentan ayudar al animal reintroduciéndolo en el agua. Cada verano se producen escenas similares en las costas con todo tipos de cetáceos y tortugas marinas como tristes protagonistas. Una conducta imprudente que, en demasiadas ocasiones, concluye con la muerte de estos animales.
Alertan de este tipo de situaciones profesionales como Eva Morón, coordinadora de Equinac, la entidad autorizada por el Gobierno para atender los varamientos de animales marinos en la provincia de Almería. Hace unas semanas denunciaron cómo unos delfines fueron acosados por individuos que los persiguieron en motos de agua. Aunque el caso más dramático que recuerda Eva dio la vuelta al mundo. "Fue el del famoso delfín que apareció con un cabo atado a su aleta caudal y el nombre de Juan grabado en un costado". No menos preocupante para Morón son las tortugas marinas que salen a la arena para desovar "y la gente comienza a molestarlas rodeándolas, tomándoles fotos... Al final las tortugas tienen que irse".
Desde la Fundación CRAM en Barcelona, entidad privada sin ánimo de lucro dedicada a la protección del medio marino y de las especies que lo habitan, denuncian también estas prácticas, sobre todo con los cetáceos. "La gente se imagina que los delfines son esos animales que vemos en los acuarios jugando con balones", apunta Silvia Giralt, oceanógrafa en CRAM. "Llegamos a la playa y encontramos un animal con un estrés muy elevado por culpa del ser humano, que a veces nos ha impedido salvarle la vida".
Cómo actuar ante estas situaciones
El primer paso al hallar un animal marino es llamar al teléfono de Emergencias 112, que inmediatamente contactará con el equipo especializado en este tipo de casos. En ocasiones, los propios profesionales pueden pedir la ayuda a los bañistas y darles indicaciones, "como ocurrió con el último calderón -varado- que tuvimos", recuerda Giralt, quien hace hincapié en que "lo más importante es que la gente no se acerque, no intente tocarlos porque son animales que no conocen al ser humano y cualquier tipo de contacto les provoca un estrés muy elevado que les puede acelerar este desgaste metabólico".
Además, advierte de otro hecho no menos importante: "Los cetáceos tienen algunas enfermedades que llamamos zoonosis que pueden transmitirse al ser humano y son bastante graves. Son la salmonelosis y la brucelosis, que en el caso de los humanos es bastante grave. No nos acerquemos por el bien de ellos, pero también por el nuestro, ya que nos pueden transmitir estas enfermedades".
Ante otra situación recurrente, como es la de reintroducir al animal en el agua, Giralt explica que "cualquier tipo de manipulación incorrecta puede hacerle daño a sus órganos o a su cuerpo". Es por esto que inciden en que "si la persona no está preparada no toque al animal, porque le puede hacer más daño que bien. Introducirlo en el mar cuando está con este proceso de desgaste puede provocar que se acabe ahogando, porque no puede salir a respirar por sí mismo y por eso ha terminado fuera". Ahonda en esta idea Morón: "Estos animales acaban en la playa porque están enfermos. Si los reintroduces es como si una persona que se está ahogando consigue llegar a tierra y la metes otra vez al agua. Tienen pulmones como nosotros y, cuando terminan saliendo a la playa, es porque están en las últimas y no pueden sacar su nariz para poder tomar ese aire y oxígeno que necesitan. Si los reintroduces, consigues que se ahoguen".
Giralt aporta otras recomendaciones con las que podemos ayudar en este tipo de situaciones: "Antes de que lleguen los expertos, mantener humedecido al animal, por ejemplo, con toallas húmedas por encima de su piel y con cuidado de no dañar el espiráculo. Así se pueden hidratar; crearle un poco de sombra, porque su piel no está preparada para una exposición al sol prolongada, e intentar mantener lo más alejada posible a la gente", expone.
El biólogo Alfredo López, representante de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños, CEMMA, en Galicia, relata que durante el presente año han registrado 180 varamientos de todas las especies en aguas de la comunidad. Además, apunta a "una situación muy especial" que vienen encontrando desde hace cinco años en la época estival: la aparición de tintoreras recién nacidas que llegan masivamente a la costa. Ante este tipo de situaciones, recomienda "no acercarse", y recuerda que "tienen dientes". "Las tintoreras son inofensivas, pero también el gato que tenemos en casa lo es... hasta que le pisamos el rabo. No podemos meternos en el medio, cogerlas, tocarlas... Si se acercan a la costa para comer y acaban varando, los equipos darán las instrucciones sobre cómo actuar. Ante todo, máxima tranquilidad y máximo respeto a los animales", señala.
En definitiva, tal y como reflexiona López, se trata de actuar de una manera responsable. "Creo que, en general, los bañistas, y yo también, tenemos que adoptar un comportamiento de máximo respeto a las personas y habitantes del mar... Si permitimos que los niños cojan los pececillos, los crustáceos, que los tengan en el calderito y los dejen tirados en la arena, estamos trasladando un mensaje erróneo", afirma.
Por qué se producen los varamientos
Los motivos por los que un animal marino termina varando en la playa son diversos y dependen de la especie, zona, época... "Intentamos hacerle entender a la gente que los cetáceos que llegan a la playa normalmente vienen con una enfermedad", subraya la oceanógrafa de CRAM.
Otros motivos que derivan en estas situaciones son "un golpe con una embarcación, que se haya quedado con una red enmallada... En cualquier caso, el animal no va a poder seguir a su grupo, lo van a ir dejando y se va a quedar solo. No va a poder alimentarse solo, empezará a tener un proceso de desnutrición, de deshidratación. Y este es un proceso en el que irá mermando su metabolismo y va a empezar a tener tan poco estado físico que no va a poder moverse. Y las corrientes lo van a ir llevando a playa", añade Giralt.
Morón coincide en que "van prácticamente a morir a la playa", y agrega que también "llegan en un estado de desnutrición muy grande" porque los recursos pesqueros "están esquilmados, los caladeros agotados, y estos animales no encuentran alimento".
No menos preocupante para estos colectivos es la contaminación de los mares. La responsable de Equinac aporta unos datos muy preocupantes. Desvela que "todas las tortugas marinas" que ingresan en su centro de recuperación "están defecando plástico". Y va más allá: "Hemos encontrado tortugas muertas que tenían hasta siete bolsas de plástico en su tracto digestivo, tapones... Y luego están las redes de pesca. Las redes de deriva, que son totalmente ilegales y están haciendo muchísimo daño porque las dejan a la deriva y se enganchan", apostilla Morón.
El oceanógrafo López invita también a la reflexión y advierte de que, "si a partir de hoy no arrojáramos más plástico, el que hay aún en el mar seguiría actuando durante cientos de años. El plástico va a afectar, sobre todo, a las especies que son filtradoras, como las ballenas o los tiburones peregrinos. No seleccionan su alimento. Van con la boca abierta, por así decirlo". Asegura que ya se han detectado problemas relacionados con este material "tanto en los filtradores como en los grandes buceadores, como pueden ser lo cachalotes".
Por ello, López recuerda que el mar "comienza cuando se ve un sumidero donde sea, como si estamos en el centro de Madrid. No vale decir: como estoy en una ciudad, tiro el plástico al suelo porque no hay riesgos". O la conclusión que hace Eva Morón y que deberíamos tener en cuenta cada día: "no podemos vivir como si tuviéramos otro planeta de repuesto".
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El telescopio Hubble capta la espectacular evolución de la estrella binaria simbiótica R Aquarii en un timelapse
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