Si estos días está pensando en comprar un jamón para las Navidades, atento. Estas son las cuatro claves en las que tiene que fijarse para elegir el mejor ibérico. Lo primero de todo, el color de la pezuña: tiene que ser negra, característica de la raza ibérica pura; su caña: fina, sinónimo de la mejor cría en montanera.

La grasa también es una pista. El color oro significa que el animal ha comido mucha bellota y ha vivido en libertad. Si va a comprar, no se corte, toque: el tacto es importante. "·Hay que fijarse en la suavidad de la grasa. El tacto tiene que ser suave y sedoso, y la blandura nos debe permitir hundir la yema de un dedo con facilidad", afirma el empresario Arturo Sánchez.

Su aspecto también indica que se ha cumplido el tiempo de curación: al menos dos años para que esté perfecto. Hasta por el olor podemos aprender a ser un buen 'ham shopper': el perfecto comprador de jamón.

Si prefiere llevarselo al corte, listo para comer, que sea así: rosado y con mucha veta. Ya sólo le queda catar: la mejor prueba de que ha elegido un jamón perfecto.