El 23 de julio de 2011 fue encontrado el cuerpo sin vida de la diva del soul en su domicilio de Camden Town, una noticia que causó una gran conmoción en el mundo musical pues apenas tenía 27 años.

La autopsia realizada a la solista reveló finalmente un abuso etílico por parte de la cantante, ya que su cuerpo contenía 416 miligramos de alcohol por decilitro de sangre.
La imborrable huella que Amy dejó en Londres se hace aún más patente en las calles, pubs y tiendas de Camden Town, barrio del norte de Londres famoso por su mercadillo.

No era raro encontrarse a Amy en el pub The Hawley Arms, su favorito y donde en ocasiones ella misma servía a los clientes. Convertido tras su muerte en una especie de mausoleo, canciones que allí comenzaron su historia como 'Back to Black' y 'You know I'm not good' siguen siendo habituales en cada lista de reproducción del The Hawley Arms, que tiene colgadas fotos de la cantante.

En otro pub del barrio, el Dublin Castle, una foto firmada preside la barra y lleva una dedicatoria que dice: "Gracias por dejarme pasar al otro lado de la barra. Mucho amor". Es su familia más cercana la que trata cada día de mantener presente el legado de Amy, ya que su padre, Mitch Winehouse, creó la Fundación Amy Winehouse que ayuda a jóvenes con problemas de drogadicción como los que su hija padecía.

El padre de la cantante, Mitch Winehouse, recibe la ayuda en la fundación del exmarido de la artista Blake Fielder-Civil, al que acusó, y después perdonó, por haber inducido a su hija Amy en el peligroso ambiente de los estupefacientes.

Con su muerte, el mito de Amy Winehouse creció y se unió al 'Club de los 27', el nombre que recoge a jóvenes estrellas como Kurt Kobain, Jimi Hendrix o Janis Joplin que murieron de manera trágica a la edad de 27 años.