Se quedó huérfano muy joven, alrededor de los 20 años, y tras escuchar el evangelio decidió retirarse al desierto. De ahí que a San Antonio Abad (o San Antón), nacido en torno al 250 en Queman (Egipto), se le conozca como uno de los 'padres del desierto', según la tradición católica. Las palabras "si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres…" le guiaron hacia su destino. Vendió todo y donó el dinero a los pobres, dejó a cargo de unas "vírgenes consagradas" a su hermana y se dedicó a buscar a Dios. Acto seguido, se refugió en una tumba en las montañas.
Su historia empezó a conocerse y pronto empezó a recibir visitas de creyentes que le pedían consejo. También milagros, recoge la citada fuente. Sin embargo, muchos se quedaban con él para seguir su estilo de vida. A todos los acogía hasta tal punto que optó por abrir su retiro. El número de seguidores fue creciendo. A ellos no les permitía más que la "austeridad misma". Nada de sacrificios extravagantes. Su vida estuvo marcada por la soledad, el ayuno y el trabajo. Quedó huérfano a los 20 años; donó todos sus bienes a los pobres y se retiró al desierto, donde combatió contra las tentaciones del demonio, escogiendo la vía de la ascesis y la oración.
A él se debe la constitución de grupos de monjes que, bajo la guía de un padre espiritual, se consagran al servicio de Dios. Llegado a un punto, decidió retirarse solo ante la creciente fama que estaba adquiriendo. Sus seguidores averiguaron su ubicación y se fueron estableciendo cerca del monte Coltzim creando nuevas comunidades. Él las visitaba. Así fue como, según la tradición evangélica, San Antonio Abas se convirtió en referente para futuras órdenes monásticas.
Por qué es el patrón de los animales
Es en esta referencia, materializada en la imagen con la que se representa, donde se encuentra la respuesta a la relación del santo con los animales. Lo cierto es que hay varios elementos ligados a su trayectoria: la tau, el campanillo, el cerdo y el fuego, según la obra 'La Orden hospitalaria de San Antonio en Navarra', de Ricardo Ollaquindia.
La existencia del cero a sus pies tiene varias interpretaciones:
- Una de las leyendas que circula en torno a San Antonio es que en su retiro en el desierto curó a un cerdo salvaje y éste se quedó a su lado a modo de agradecimiento.
- Otra de las teorías señala que el animal representa al demonio que le tentó durante su etapa en el desierto.
Por otro lado, la citada fuente señala que el animal jugó un papel importante en la labor de curación de la Orden Hospitalaria de San Antonio, que se enfrentó a una terrible pandemia en torno al 1085. Dada la labor quirúrgica que realizaban terminaron convirtiéndose en un hospital. Más allá de las complejas operaciones que realizaban, los enfermos eran cuidados con base de hierbas medicinales y eran alimentados con harina, buen vino y "buena carne de cero, de los famosos cerdos de San Antonio".
Del mismo, la leyenda cuenta que utilizaban la grasa de estos animales para "ungir a los enfermos de ergotismo". Por esto precisamente, el de la fiesta litúrgica de San Antonio, 17 de enero, se bendicen los establos y los animales domésticos, como se puede comprobar en la programación de Madrid.