Ocho empleados del Museo Egipcio de El Cairo han sido enviados a juicio después de que se haya establecido su "negligencia" al restaurar la máscara del faraón Tutankamón, cuya perilla fue pegada con unpegamento que causó daños en la pieza de inestimable valor.
La agencia oficial egipcia de noticias MENA ha informado de que la Fiscalía administrativa estableció que los restauradores del museo violaron "toda regulación científica y profesional" al tratar de forma negligente una pieza arqueológica de 3.000 años de antigüedad.
La Fiscalía ha confirmado que los acusados utilizaron un pegamento sin base científica para pegar esa pieza de la máscara, que se había desprendido por equivocación durante unas obras en el Museo Egipcio, donde se encuentra custodiada en una sala especial.
Asimismo, los restauradores están acusados de emplear instrumentos punzantes para quitar los restos de pegamento, lo que causó daños y arañazos que se pueden ver hasta el momento en la valiosa máscara.
El caso se refiere a un incidente que ha levantado gran polémica en Egipto y entre los egiptólogos de todo el mundo, después de que en enero de 2015 saliera a la luz que restauradores del Museo habían pegado con pegamento "epoxy" la perilla a la máscara del joven faraón.
La pieza se había desprendido en el transcurso de unas obras realizadas en 2014 para cambiar la iluminación del Museo Egipcio y, en un primer momento, se intentó pegar con otro adhesivo menos agresivo pero, al no funcionar, los restauradores se decantaron por una resina extrafuerte y supuestamente irreversible.
Al principio, las autoridades negaron lo ocurrido, pero ante las evidencias, pasaron a restaurar la máscara, con la ayuda de expertos alemanes y 50.000 euros donados por este país.
Tras el proceso de restauración, la máscara de oro, que tiene incrustadas piedras semipreciosas, volvió el pasado mes de diciembre a su vitrina en el Museo Egipcio, donde constituye uno de los principales atractivos para los visitantes.
La barba está adherida a la figura de Tutankamón desde 1944, 22 años después de que la máscara fuera hallada por el arqueólogo Howard Carter con la perilla separada del rostro.