Coque Malla se junta con amigos en una de las mesas del Náutico y empieza a tararear 'Pedro Navaja'. "La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida", entonarías con él al verle entre las cuatro paredes de este 'templo musical' gallego. Te pellizcarías hasta darte cuenta de que es real, que estás frente al mar, escuchando en directo la voz del líder de Los Ronaldos y en chanclas. Increíble pero cierto.
Entre todas las formas de definir este 'chiringuito' a pie de playa, escogeríamos la más corta (y rotunda): Miguel de la Cierva. El Náutico fue una antigua fábrica de salazón en el siglo XIX, después pasó a ser un Club Náutico que no llegó a prosperar y más tarde tomó forma de pub. En los años 90, Miguel de la Cierva decidió dar un cambio al local familiar. Esto hizo que este espacio en la playa de A Barrosa, en pleno San Vicente do Mar (O Grove), acabase siendo conocido en toda España por el boca-oído. ¿La clave del éxito? Su banda sonora. De la Cierva, dueño del Náutico, convencía día a día a artistas para entretener los atardeceres y las noches de San Vicente.
Este espacio, a escasos metros del mar, lucía rústicos escenarios, con tablas de madera sobre jaulas vacías de cervezas -de esas que repartían los vineros puerta por puerta en los pueblos-. Allí lo mismo se hacía una paella que Los Limones (la banda de Miguel) se ponían a cantar. Descansaban entre hamacas y un billar y, al día siguiente, la música volvía a sonar entre las características piedras de su 'playa privada'.
A fuego lento los músicos fueron conociendo este pequeño paraíso donde se juntaban vacaciones, amigos y su gran placer: las canciones. No hay grandes galas, ni manteles de tela. Las sillas son de madera, tienen ya unos años, y sobre sus mesas no falta bebida ni comida. ¿Qué podía fallar?
La acústica del Náutico no pasa desapercibida. De la Cierva tiene todo acondicionado para que la BSO sea de calidad y los músicos vengan cargados solo de una cosa: ganas de disfrutar. Y si el tiempo no acompaña, todos bajo el techo (aunque ellos son más de pensarlo al revés: aforo limitado para estar todos cómodos a resguardo del temporal y si el tiempo mejora, se venden más entradas). Esto último es lo que esperan muchos ya que el cartel de 'Sold out' se deja ver en gran parte de los conciertos de este verano: Depedro (2 de agosto), Marlango (5 de agosto), Dorian (23 de agosto) ...
"Antonio Vega compartió aquí alguno de los mejores y más intensos momentos de su inverosímil andar por este mundo", escribió el cantante en el local de De la Cierva, donde dio algunos de sus últimos conciertos. Y no es el único que se ha dejado llevar por aquí: Iván Ferreiro, Love of Lesbian, Leonor Watling, Mikel Erentxun, Quique González, Xoel López... Leiva lo escogió incluso para presentar 'Afuera en la ciudad', uno de los temas de su segundo disco en solitario -'Pólvora'-, después de haberlo visitado en numerosas ocasiones con Rubén Pozo cuando formaban la banda Pereza.
El Náutico se ha convertido en una 'leyenda' para los músicos, un sitio que ya forma parte de la historia de la música española. Allí los artistas se juntan, improvisan, componen, cantan y disfrutan entre el 'lusco e fusco' gallego. Al subirse al escenario de luces cálidas con ventanas al Atlántico se vuelven culpables de haber creado este ambiente que a todos nos provoca morriña en la ciudad. ¿Por qué no pasa esto en otros bares? La respuesta es unánime: "Porque no está Miguel". Lo dice Leonor Watling y no hay quien no se lo compre.
Toda su historia, en Flooxer
Flooxer estrena la serie documental 'El Náutico, el refugio de los músicos'. Cinco capítulos que están disponibles al completo en Atresplayerdonde se muestra el origen y la historia del 'bar de los músicos'.
'El Náutico: El refugio de los músicos' narra el nacimiento de este local como lugar de peregrinación y templo de vivencias únicas de algunos de los artistas más legendarios de la música española.
El documental recoge testimonios en primera persona de músicos habituales en los veranos del Náutico como Iván Ferreiro, Xoel López, Coque Malla, Leonor Watling, Jorge Drexler o Depedro. Así, conoceremos cómo este recóndito lugar de O Grove se ha convertido en 'el sitio de su recreo', donde los músicos se salen de su repertorio habitual, nacen nuevas colaboraciones y los conciertos pueden durar hasta el amanecer.
Eran conocidos como los 'caras rotas'
De héroes a monstruos, la desgracia de los soldados desfigurados en la Gran Guerra: "Las novias rompían el compromiso y los niños salían huyendo"
Los conocidos como 'caras rotas' eran despreciados por la sociedad, como se narra en El reconstructor de caras. Solo algunos, gracias al cirujano Harold Gillies, vivieron una segunda oportunidad.