El cantante Joaquín Sabina ha vivido disfrazado de pirata, su sueño "más loco", ser pregonero del Carnaval de Cádiz.
Para vivir este "sueño" Joaquín Sabina se ha sabido acompañar en el escenario por una larga lista de artistas, desde Rozalen, a Jorge Drexler, Almudena Grandes, Benjamín Prado o Vanessa Martín.
También han estado con él chirigoteros, comparsistas y romanceros, porque en su pregón Joaquín Sabina ha conjurado el arte y la magia del carnaval de Cádiz, una ciudad que, con permiso de Madrid, es su "amante clandestina".
Ha convocado en el escenario también a muchos artistas gaditanos, desde Rafael Alberti a Camarón de la Isla, Lola Flores o Paco de Lucía.
A quien no ha convocado es a "las manadas de violentos machirulos" que pueden andar sueltos por las fiestas y a "Puigdemont, Torra o Artadi" que se "la sudan", ha asegurado desde su imaginario barco de pirata, ante miles de personas.
"Vivan las risas, que vacunan los dolores con su aroma", ha dicho el pregonero, para ensalzar un carnaval que "denuncia las mentiras del poder" y "nunca tira la toalla".
"Cádiz es mi retrato en un espejo, donde me veo más guapo y menos viejo", ha afirmado Sabina en un pregón de más de dos horas en el que ha recorrido sus éxitos musicales.
Este es el pregón completo de Joaquín Sabina:
Cádiz es mi obsesión y mi retiro,mi canción, el lugar donde me inspiro,
mi tertulia, mi risa, mi Ipanema,
mi cuerda de guitarra, mi poema,
el sitio donde junto a mis amigos
con la Bahía de Cádiz por testigo.
Cádiz es la ciudad que me vacila,
el lugar que mejor carga mis pilas.
Cádiz es mi Comala y mi Macondo,
el colchón del rincón donde me escondo.
Cádiz es la más loca fantasía
de quien vive en calle melancolía.
La más terca obsesión de este cantante
casposo, nocherniego y trashumante.
Vacuna contra tanto desamparo,
antídoto de un mundo triste y raro,
la caballa, el azar, la playa, el monte,
el aroma y la luz del horizonte.
Cádiz es mi pecado y mi coartada,
mis papas aliñás de madrugada,
manteca colorá, mueran las penas,
Cádiz es la pringá canalla en vena.
Gracias a Juanjo Téllez y a Felipe
Benítez que vistieron a este striper.
Y a todos los ilustres invitados
que me arropan en día tan señalado.
Cádiz es mi retrato en un espejo
donde me veo más guapo y menos viejo.
Cádiz es una amante clandestina
por quien muere de amor un tal Sabina.
Cádiz, Falla, Ruibal, Pemán, Quiñones,
Cádiz es la verdad con dos cojones.
Cádiz es el Peñón, Rota, Barbate,
Cádiz es el crepúsculo granate.
Cádiz es el poniente y el levante,
el pisha, el shosho, el quillo y el mangante.
Cádiz es el vapor y la Caleta,
un suspiro, una lágrima, una teta.
Cádiz es un vinito al mediodía,
Cádiz es lo mejor de Andalucía.
Cádiz es un imán y un sortilegio,
un pedazo de pan, un sacrilegio.
Mi cómo, mi porqué, mi tú, mi dónde,
morfina de un dolor que no se esconde.
Cádiz es la humedad más exquisita,
el aceite y la sal, gloria bendita.
Cádiz: la primavera en pleno invierno,
donde a Madrid le pongo un par de cuernos.
Un submarino en Cai es un jartible,
un carnaval sin vino, un imposible.
Por algo me he vestido de pirata
pa tener bula por meter la pata
De palo que a mi edad no es mal remedio
pa mi pierna más larga: la de en medio.
Cádiz es mi hospital y mi verbena,
mi patria de adopción, mi nochebuena.
El mejor zulo para el buen corsario
que no tiene reloj ni calendario.
Que sabe distinguir el bien y el mal,
que vive en un eterno carnaval
Gracias a los amigos que me abrigan
cuando los malos vientos me castigan.
Cádiz fenicia, ibérica, romana,
mora, calé, andaluza, gaditana.
Más que el rincón de pensar
es la ocasión de pecar
con poca ropa.
Es la cuaresma al revés
de la boca y de los pies,
venga otra copa.
Sin curas ni militares
ni dioses ni familiares
ni garrulos.
Sin leyes ni parlamentos
ni manadas de violentos
machirulos.
El carnaval es un fuego
que agita el mítico juego
de la duda.
Y si pa’ colmo es en Cádiz
Torra, Puigdemont y Artadi,
me la sudan.
Ni Venecia y su tronío
ni las mulatas de Río
me dejan bizco.
Yo prefiero esta bahía
patrona de la osadía
con pellizco.
Pellizco que me enamora
aunque al filo de la aurora
un fan merluzo
de Teófila me retrate
por las playas de Barbate
borrachuzo.
Me falta palabrería
pa describir la alegría
que contamina,
pues en el séptimo cielo
con las campanas el vuelo
todo rima.
Mi voz de lija y café
no se pregunta el porqué
de las pasiones.
En estas fuentes abrevo
y sé que a Cádiz le debo
mil canciones.
Que Cádiz es lo más grande,
la perla de Andalucía,
el mar y la mar en tándem,
la biblia en verso por rumbas,
mujeres y hombres que un día
irán bailando a sus tumbas
porque saben que ha vivido
entre gente que ponía
azúcar en el oído
y sal en la poesía.
Carnaval es la muerte de la rutina,
es el disfraz, la coña, el pan y la sal.
Es la fiebre, el veneno y la medicina,
es el duende, el delirio, el sueño, el azar.
Carnaval es un mundo sin oficinas,
un domingo sin clase, un lunes al sol.
Un chute, un subidón de bilirrubina,
un Ramón de Carranza gritando gol.
Carnaval el es arte de los farsantes,
la guasa hecha tanguillo, cuplé, canción.
Carnaval es la murga, los currelantes,
una peña que canta mejor que yo.
En cuanto a mi oficio mil
chirigotas deglutí
sin anestesia.
Los cuplés de Yesterday
molan mucho más que el Hey
de Julio Iglesias.
Villegas, Martínez Ares
el Yuyu y tantos juglares
que me salvan
del talento que agoniza,
del Selu al tío de la tiza
y Paco Alba.
Viva la risa señores
que vacuna los dolores
con su aroma.
Estoy harto, basta ya,
de ensalzar la seriedad
viva la broma.
Porque aquí crece mi yo
más pagano ese que no
reza ni calla
y denuncia las mentiras
del poder y nunca tira
la toalla.
Porque la broma es la gente
el talento incandescente
sin gomina.
El rapero, el punky, el piernas,
el pisha de la taberna
de la esquina.
Los don nadie sin pareja,
los pringaos que se quejan
con motivo.
Los Dorian Gray que envejecen
los muertos que se parecen
a los vivos.
Y aquí termina el pregón
aprovechad la ocasión
y disfrutad.
Viva el goce y la quimera,
el disfraz, la primavera,
el carnaval.
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