Una de las pérdidas más sonadas y dolorosas fue la de George Martin, aquel al que llamaban el 'quinto Beatle'. Con sus ideas, trompetas y cuartetos de cuerdas dio la esencia al grupo. Martin fue productor de todos sus discos, excepto el último. Tenía claro que lo que hacían sería todo un éxito.
Hablando de cuerdas, otro nombre viene a la memoria: Armenteros. Comenzó desde muy joven con su guitarra, y de sus dotes llegó a organizar unos de los grupos más inquietos de la época: Los Relámpagos.
Además, compuso temas que, a día de hoy, ya son imborrables, como 'Libre' o 'Como una ola', que interpretarían otros grandes artistas como Nino Bravo y Rocio Jurado.
2016 también ha sido un año difícil para los amantes del rock clásico. Dijeron adiós al que fuera miembro fundador de la exitosa banda The Eagles: Glenn Frey. Este músico acertó al acentuar en el country un sonido salvaje que les catapultó al éxito, aunque tuvieron varias críticas, en sus inicios sobre todo, con la nueva contracultura de los 70, la generación de los punk.
En la historia maldita del jazz, un grande como Gato Barbieri, gran embajador del género en Argentina, se fue también este año. Barbieri supo llevar su ritmo a cualquier estilo musical, tanto con Santana como con el propio Diego el Cigala.
Y del jazz, a la música disco, donde Maurice White era uno de los indiscutibles reyes del género. Nos dejaba tras la lucha contra el parkinson en Los Angeles. En 1978 consiguió un Grammy al mejor vocalista y fue finalista en más de dos ocasiones.
Juan Peña, más conocido como 'El Lebrijano', fue otra de las grandes pérdidas que sufrió nuestro país en 2016. Su sello, flamenco con toques moriscos, logró renovar el género. Su último reconocimiento fue en 2014, en el que se le brindó un homenaje en la Bienal de Flamenco.
También flamenco, también de España, pero con una energía disparada. Así era Dolores Vargas, 'La Terremoto', que dejó enganchado al público con un 'Achilipú' que aún se canta. Dejó los escenarios nada más morir su marido, a pesar de los contratos millonarios que le ofrecieron.
Y otro de la dinastía flamenca que deja un legado para lo eterno es Juan Carmona, 'El Habichuela' de Granada. Dedicó toda la vida a tocar las seis cuerdas, y ha recorrido medio mundo enseñando su música. Se ha convertido en uno de los grandes guitarristas, elegido por los más grandes cantaores en sus fieles acompañamientos. Una lista de genios demasiado larga para un solo año.
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