Vetusta Morla está de presentación. Acaban de sacar su séptimo álbum de estudio: Figurantes. Es un disco especial, porque se ha grabado entre giras (por primera vez no se han tomado un tiempo para componer) y sale justo cuando anuncian que van a parar para descansar hasta 2026. El disco recopila esas canciones que ya tenían grabadas y que presentarán en los conciertos que tenían ya cerrados, sin una gira específica para promocionarlo en Europa y Latinoamérica.
Su nuevo álbum ve la luz cuando la banda cumple un cuarto de siglo y nos ha inspirado a rebuscar en sus orígenes. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, 'figurante' es la "persona que aparece en una representación teatral, película o serie de televisión con presencia singularizada, pero sin frase ni acción dramática precisa". Así que hemos querido dar voz y presencia a esos figurantes claves en su historia. Os los presentamos en los seis escenarios tricantinos que les vieron nacer.
El instituto público José Luis Sampedro
Año 1998. Pucho, David y Guille (alumnos del instituto José Luis Sampedro) comienzan a componer sus primeras canciones. Alfonsi, bedel del instituto, nos revela que solía escuchar a Pucho cantando por los pasillos. Pero nos señala in situ en el centro escolar el lugar que les vio interpretar esos primeros acordes. "Me pedían que les abriera el gimnasio, concretamente los baños, porque la acústica era mejor. Y allí se tiraban horas", cuenta entre risas. "Me volvían loca, que si ábrenos, que si déjanos ensayar un poco más". Viendo su testimonio el propio Guille reconoce que se llevaron alguna bronca por el ruido que allí hacían.
El grupo se emociona al recordarlo, sobre todo Pucho. Y sus compañeros le vacilan entre risas: "es que iba menos a clase, por eso tenía más relación con la bedel". Varias décadas después, Alfonsi se muestra muy orgullosa de ver "hasta dónde han llegado", consciente de que fue sin saberlo su 'espectadora cero'. Asegura que les recuerdan con mucho cariño y que ojalá vuelvan a llevar su música a ese colegio que fue testigo de sus primeros pasos en su exitosa andadura musical.
Aranda de Duero
Vale, sí, Aranda queda bastante lejos del madrileño municipio de Tres Cantos. Años más tarde sería una localización especial para el grupo por esos Sonorama donde empezaban a deleitar a sus fans desde la Plaza del Trigo, pero hacemos una parada aquí no por el célebre festival sino porque allí vive ahora Alberto. Está ya jubilado, pero en su momento desde esas aulas fue quien dio el empujón a los adolescentes para que dieran su primer concierto. "Fue clave para que nos decidiéramos a tocar", reconoce David 'el Indio'.
El docente organizó las llamadas 'Jornadas culturales' del instituto e insistió a los alumnos en que debían presentarse. Ni en el mejor de sus presagios podría haber imaginado en lo que se convertirían años después. Ahora se deshace en elogios hacia esos chavales en los que vio un don, que habían nacido para la música. Y les insiste en su video en que quizá también es momento de que se tomen un descanso por todo lo que han trabajado estos últimos años.
La Casa de la Juventud y su pasado cinéfilo
El primer concierto como banda tuvo lugar en el salón de actos de la Casa de la Juventud el 30 de diciembre de 1998. Los afortunados asistentes no eran conscientes de que esa fecha marcaría un antes y un después en la historia de la música española. Sobre el escenario: Pucho (voz), David García 'el indio' (batería), Jorge González (percusión), Álex Notario (bajo) , Guille Galván (guitarra) y Juanma Latorre (teclado). Entre el público un joven Rubén anonadado con el espectáculo. "Llevaban sombreros que se iban intercambiando, ya tenían una idea muy formada de la importancia del espectáculo, además de lo musical", comenta mientras nos muestra en el mismo lugar instantáneas de ese primer recital.
Pero es que resulta que este edificio municipal nos revela también un secreto poco conocido de dos de sus integrantes. "Pucho y David solían venir aquí y organizaban el 'Cineclub'. Eran sus exposiciones sobre las películas en cartelera del momento", recuerda emocionada Mamen, una trabajadora del centro. "Como no había internet teníamos que suscribirnos a la revista Fotogramas para que pudieran hacer fotocopias de las carátulas y de ahí sacaran sus recortables que pegaban en estas mismas paredes".
Al ver el video Pucho revela que apenas se acordaba de semejante intervención cultural por sus inquietudes cinéfilas. "Hacíamos un concurso, las dividíamos por géneros e incluso sacábamos las películas a votación", añade David. "Y de ahí a Cannes", bromea. Mamen también resalta la brillante trayectoria del grupo que ella conoció en los pasillos. "La Casa de la Juventud tiene un corazón muy grande y ellos ocupan un lugar muy especial, estamos muy orgullosos de ver a dónde han llegado".
Escuela Municipal de Música
"Las responsables de que Vetusta Morla exista son estas congas", nos confiesa Miguel Juanilla fuera de cámara. Él sigue siendo uno de los profesores de la Escuela Municipal de Música. Cuenta que David se enteró de que tenían unas congas de la marca Campos y se apuntó a la escuela porque estaba interesado en instrumentos de percusión como el cajón que también tocaba su hermano.
Cuenta que fue él quien puso a tocar juntos al joven Guille que despuntaba en la guitarra o a Pucho que siempre estaba cantando. Así que esas aulas también fueron testigo de la historia del grupo. "Si las paredes hablasen contarían historias increíbles", relata emocionado señalando precisamente una de esas paredes en las que aún cuelgan carteles de sus primeros conciertos.
Además nos enseña la primera batería donde aprendió a tocar David o los instrumentos (sobre todo de percusión) que llamaban la atención del grupo incipiente. Asegura que él vio el talento en los chicos antes de que triunfaran. "Mis padres, que también se dedican al espectáculo, les vieron actuar, señalaron a Pucho y me dijeron: 'este chico tiene algo especial'", explica Juanilla. Su mirada también revela el orgullo que siente cuando les ve llenar estadios por todo el mundo. Y nos cuenta que recientemente se emocionó mucho porque Pucho subió con él al escenario a interpretar una canción de su álbum.
Los barracones, las primeras salas de ensayo
Miguel Juanilla subraya que han seguido muy involucrados con la escena cultural y musical del pueblo. Pocos municipios cuentan con tantos programas de apoyo a los músicos locales. Se creó una simbiosis muy interesante entre jóvenes con ganas de hacer música y de ahí nació la primera coordinadora de músicos. "Al principio ensayábamos en unas casetas prefabricadas de obra en los antiguos barracones donde se ubicaba el centro de salud", cuenta David.
Esas casetas precarias (que ya no existen) se convirtieron en su primer local de ensayos. Aquí ya con Álvaro sustituyendo a Álex al bajo fue donde Vetusta Morla ensayó durante muchas horas y preparó su célebre álbum 'Un día en el mundo' que en 2008 les catapultó a la fama. "Ahí y en el parque que había al lado del instituto fue donde nos juntábamos también los fines de semana con otros grupos que fueron clave en nuestros inicios", bromea David.
Las actuales salas de ensayo
El empuje de Vetusta Morla y otras agrupaciones musicales trajo consigo no solo la creación de la Coordinadora municipal de músicos, sino también la construcción de seis salas equipadas e insonorizadas que en la actualidad siguen usando al menos una docena de grupos. Nos citamos allí con Gorka, guitarrista y amigo de la banda, que nos cuenta que Vetusta Morla solía ensayar en la sala número 3. Es una de las más solicitadas a juzgar por nuestra breve conversación con la recepcionista y en el momento de la grabación está ocupada, así que nos metemos en la sala número dos y para salvaguardar la sorpresa que queremos dar a la banda no revelamos el motivo real de nuestra entrevista.
Gorka fue testigo directo de momentazos como el bautismo del grupo. "Un sábado recuerdo que David llegó al parque y nos dijo: ¡ya tenemos nombre para la banda! ¡Vetusta Morla!", y cuenta como se rieron del nombre. "Y años después mira Vetusta Morla donde está", explica emocionado. Confiesa que para esos primeros conciertos en los que compartieron escenario se afanaban en conseguir un micrófono de aquí, un monitor de allá y que el sonido muchas veces dejaba que desear.
También cuenta fuera de cámara que antes de que se consiguieran las primeras salas de ensayo improvisaron una sala en el garaje de su tía. "Íbamos por todas las pollerías pidiendo cartones de huevos y con eso íbamos insonorizando el garaje para poder ensayas, allí pasábamos horas y horas practicando", relata entre risas.
Gorka recuerda los primeros años de la banda y de la repercusión que tuvo en el círculo de músicos locales: "Cada dos por tres daban un concierto, otro concierto de Vetusta, otro concierto de Vetusta hasta que sacaron su primer disco lo escuchamos y dijimos ¡Ole! ¡¿Pero esto qué es?!".
También, con la perspectiva del tiempo, echa la vista atrás y dedica unas palabras de sincero homenaje a sus compañeros y amigos "Vosotros habéis conseguido hacer realidad el sueño de muchos. Enhorabuena por ese camino que tan bien habéis andado".
25 años de carrera musical
Enfrentamos a Vetusta a su pasado ayudados por una tablet. Se emocionan transitando esos escenarios y personas protagonistas de sus inicios de hace veinticinco años. Quién les iba a decir entonces que años después en una entrevista a una televisión nacional íbamos a estar inventariando sus éxitos ayudados por estos 'figurantes' tan especiales. "Todo esto es muy Vetusta, aunque hay mucha gente que no conoce esa época nuestra", apunta Pucho. " Ahora hay doscientos millones de focos en vez de un sombrero de bufón", añade Juanma. "Pero la manera de presentarnos en los conciertos, la ilusión... Yo creo que todo eso sigue intacto y es lo que ha mantenido el motor de la banda", asegura Pucho.
Sobre qué les dirían a esos seis jóvenes tricantinos que soñaban en estos seis escenarios con hacer música Pucho lo tiene claro: "divertíos, pasadlo bien"; a lo que David añade: "y no tengáis prisa, que eso es muy importante en los tiempos actuales".
Aprovechamos estas líneas para agradecer sinceramente a todos los 'figurantes' que nos han ayudado a dar esta sorpresa al grupo. En especial a Nereida, que no aparece en el reportaje pero es una pieza clave. Era amiga de los Vetusta y una de las pocas personas con cámara profesional a finales de los noventa, que hoy atesora uno de los álbumes de fotos más especiales de la escena musical española. De su archivo personal salen algunas de las instantáneas que nos ayudan a vislumbrar a esos jóvenes que sin saberlo iban a hacer historia.
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