Jennifer descubrió su parentesco por casualidad en 2008, mientras buscaba un libro en una biblioteca de Hamburgo. Allí se topó con un ejemplar que relataba la historia de su madre: Monika Göth.
Es adoptada, pero conocía a su madre biológica. Nunca comprendió por qué no había querido hacerse cargo de ella, pero entonces empezó a atar cabos. Descubrió la historia de su abuelo, una vida que Steven Spielberg retrató en 'La Lista de Schindler'.
Amon Göth fue el máximo responsable del campo de concentración de Plaszow, en Cracovia. Fue el responsable directo de la muerte de 8.000 judíos y permitió que otros 80.000 fuesen trasladados a Auschwitz, donde fueron asesinados en las cámaras de gas.
Al abuelo de Jennifer, Amon Göth, lo ahorcaron en 1946. No conoció a su única hija. La abuela de Jennifer estaba embarazada cuando el bando aliado acabó con la vida de Göth, pero el mal que dejó tras de sí, perturbó a su descendencia.
"Tuve depresión durante muchos años en mi vida, pero ahora me siento mucho mejor y puedo compartir la historia de mi familia con el resto del mundo. He querido hacer algo bueno con algo que me resultó muy negativo al principio", cuenta Jennifer en el libro 'Mi abuelo me habría pegado un tiro'.
Jennifer sabe que su abuela, que vivió junto a Göth en la mansión desde la que disparaba a los prisioneros, nunca quiso reconocer su sadismo y sus crímenes. El recuerdo de su abuela se reduce a momentos felices de su infancia, pero Jennifer no quiere que aquel antiguo secreto siga haciéndole daño. Ni a ella, ni a su familia.
Ahora ha traído sus secretos a España. Ha escrito 'Mi abuelo me habría pegado un tiro' porque quiere que su historia se conozca y, sobre todo, porque ve que la sociedad está cometiendo los mismos errores que hace 80 años. Su objetivo no es otro que remover conciencias con su relato: "Por desgracia, la humanidad no aprende de la historia porque seguimos repitiendo los mismos fallos. Por eso es tan importante hablar del pasado".
El futuro de la humanidad pasa por no perder de vista atrocidades como las del abuelo de Jennifer. Ha aprendido a vivir con ellas, pero nunca las podrá olvidar.