Los cabezas de cartel han sido los británicos The Prodigy que, a falta de novedades, tiraron de sus grandes éxitos, esos que les encumbraron en el panorama 'big beat', para sacudir el recinto con sus ritmos desenfrenados. Liam Howlett y compañía aparecieron en el escenario principal cuando pasaban casi treinta minutos de la media noche y atacaron al personal, que ya estaba con ganas de fiestón, con "Breathe", "Jetfighter" y "Voodoo people" que estimuló la adrenalina.
A partir de ahí, la anarquía y el caos se apoderaron de las campas de Kobetamendi gracias a un repertorio infalible en el que no faltaron temas como "Thunder", "Firestarter", "Invaders must die" o la irreverente "Smack my bitch up". El publicó saltó, se empujó, vivió la actuación de los británicos de manera desaforada hasta la extenuación, que llegó con los bises entre los que no faltó "Take me to the hospital".
Y frente a la locura provocada por The Prodigy, la placidez ha venido de la mano, y la guitarra, del cantautor estadounidense Jack Johnson, que pese al día gris en lo meteorológico que ha vivido el festival bilbaíno, ha llevado al público hasta las playas hawainas con su música.
Johnson, en el segundo escenario del festival, ha ofrecido una actuación sosegada y sin estridencias que invitó a los asistentes a surfear sobre las melodías de sus canciones luminosas, sencillas y naturales, libres de aditivos. Con temas como "Sitting, waiting, wishing", "You and your heart", "Radiate" o "If I had eyes" se ganó la complicidad y los aplausos de un variopinto público, lo que Johnson agradeció en euskera y castellano.
Precedieron en el escenario principal a The Prodigy, Foster the People que giran con su segundo disco "Supermodel" del que interpretaron temas como "The truth", "Are you what you want to be?" o "Coming of age", una de las más coreadas. También ha pisado el escenario principal el grupo británico Bastille que ante un numeroso público, ha repasado las canciones de su primer y único trabajo hasta el momento, "Bad blood", con el que han hecho saltar y bailar a sus jóvenes seguidores.
En esta ocasión han sido Conors Oberst, el líder de banda de indie rock Bright Eyes, y Frank Turner and The Sleeping Souls los que han compartido hora de inicio impidiendo disfrutar al completo de dos propuestas antagónicas, pero igual de apetecibles. En el escenario tres Conors Oberst, se ha hecho acompañar de los Dawes, que le habían precedido en esa carpa, para ofrecer un concierto que invitaba a paladearlo con tranquilidad desde que su comienzo con "Time forgot".
Alejado de la tranquilidad y de la propuesta íntima y personal que planteó Conors Oberst, y en la otra punta del Kobetamendi, Frank Turner and The Sleeping Souls ofrecieron un concierto de rock con alma folk y energía punk. Los británicos, con temas como "Recovery" o "Still believe", en el que Frank Turner reclamó la ayuda del respetable para cantar el estribillo, cerraron actuación y demostraron que esos estilos tan dispares casan bien y hacen que el público se divierta porque "it's rock and roll".
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