A la figura de Don Rodrigo Díaz de Vivar siempre le han acompañado el misticismo y la épica. Elevado a los altares del mundo caballeresco en la literatura y el cine, El Cid Campeador ha alcanzado incluso la categoría de mito, casi erótico, en la piel de actores como Charlton Heston. Su imagen era la del caballero templado, heroico y siempre sabio y justo.
Pero el escritor Arturo Pérez-Reverte tiene su propia idea de lo que fue Rodrigo Díaz de Vivar. "Se nos ha vendido siempre un concepto de 'Reconquista' en torno a su figura, pero ese concepto no existía en aquella España", apunta Reverte.
Su nueva novela, 'SIDI' (así es como llamaban los musulmanes al Cid), acerca humaniza la figura del Campeador: El Cid no fue más -ni menos- que un modesto joven de Burgos que llegó a liderar un ejército en un momento crítico de la historia de España.
'En la historia del Cid hay un 20% de realidad y un 80% de leyenda'
"Cómo llevar a un ejército, cómo hacer que mueran y peleen por ti, cómo moverte con astucia y cómo manejar los resortes del corazón y la cabeza humanas. Eso es lo que realmente me interesaba de esta novela, esa especie de manual de liderazgo", apunta Arturo Pérez-Reverte.
Es normal que sus dotes de liderazgo le elevaran a categoría de héroe nacional, pero conviene repasar su historia para enterrar los mitos que rodean su figura. Porque no todo lo que relata El Cantar del Mío Cid es real: ni le puso nombre a sus espadas -Tizona, como tal, no existió-, ni sus hijas se llamaban Sol y Elvira y ni siquiera está enterrado en la catedral de Burgos.
"En la historia del Cid hay un 20% de realidad y un 80% de leyenda", sentencia Pérez-Reverte.