A pesar de que la empresa encargada de la instalación ya ha restaurado los daños causados, los remiendos siguen siendo visibles en este monumento de más de mil años de antigüedad. Un descuido que muchos tildan de despropósito, ya que La Alcazaba está calificada como Bien de Interés Cultural.
La dirección del monumento reconoce el error: la instalación se hizo sin supervisión porque era fin de semana y no había nadie en el lugar que impidiera a los operarios realizar los orificios (de 15 centímetros de profundidad).
"Cualquier obra en un Bien de Interés Cultural tiene que estar autorizada y, en este caso, no es una obra si no, taladrar. Y no una, ni dos, si no veinte veces...", explica María Teresa Pérez, presidenta de la Asociación Amigos de la Alcazaba.
Los vecinos, por su parte, denuncian que no es un hecho aislado y recuerdan el continuo deterioro que sufre la fortaleza. Su situación es "dramática", dicen, y reclaman responsabilidad y que se vele por la conservación del monumento.
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