Sara Montiel vuelve a estar en boca de todos. De origen quijotesco, María Antonia Abad - su nombre original - o Saritísima - como se le conocía - dejó el mundo hace diez años. El de todos y el suyo: el cine.
Ella fue la primera española en triunfar en Hollywood. Sin saber inglés y sin padrinos. Cuando llegó, le leían los guiones y ella los memorizaba porque no sabía una palabra. Entonces ya tenía conquistada a la crítica española.
En Estados Unidos se codeó con leyendas del cine como James Dean o Marilyn Monroe. También logró trabajar junto a artistas de la talla de Gary Cooper, Burt Lancaster o Joan Fontaine. Es más, fue el propio el escritor Hemingway quien le enseñó a fumar sus famosos puros.
A sus 23 años, 'Veracruz', su primer trabajo en Hollywood y filme que le convirtió en una de las actrices mejor pagadas del momento, le hizo pasar por los brazos de Gary Cooper, hipnotizar a Burt Lancaster y deslumbrar a Marlon Brando con sus "huevos fritos a la manchega". Su papel fue el de una guerrillera mexicana temperamental.
Tras rechazar un acuerdo con Warner, se sumergió en un musical. El de "Dos pasiones y un amor" de Anthony Mann (1956). Este director se convirtió en su primer esposo. Pero el hombre de su vida fue Pepe Tous, con él adoptó a sus dos hijos. Precisamente de ello, de su vida personal y de sus cuatro bodas, fue de lo que más se habló de ella en sus últimos años de vida.
Sus extravagancias conquistaron en sus últimos años la agenda mediática, una que pasó por alto la larga trayectoria cinematográfica de la diva de la pantalla y de la canción. Pero su localidad natal, Campo de Criptana (Ciudad Real), ya se ha encargado de recopilar cada uno de sus pasos en el Molino Culebro, convertido en un museo que ella misma inauguró el 13 de abril de 1991, vestida con el traje típico de manchega.
Una de las obras más influyentes de la historia
Dragon Ball cumple 40 años: el 'Kame Hame Ha' imparable del maestro Akira Toriyama
El manga, que nació en noviembre de 1984, pasó de las páginas a la televisión para convertirse en parte de la cultura popular y para marcar a varias generaciones. Cuarenta años después, Dragon Ball sigue con fuerza. Con mucha fuerza.