El Lunes de Aguas es la fiesta tradicional salmantina más apreciada por los charros. Se celebra todos los años el lunes después del Lunes de Pascua, día en el que se degusta el manjar más típico de la provincia: el hornazo, un horneado de masa relleno de productos que no se pueden comer durante la Cuaresma debido al ayuno y abstinencia.
Estos productos son, sobre todo, carne de cerdo (paleta de jamón, chorizo y lomo). En ocasiones también se le añade huevo, que en épocas pasadas era considerado un alimento cárnico.
César Luis Castaño, jefe de partida de la Hacienda Zorita de Salamanca, nos remite a una de las recetas que propone la web Hostelería de Salamanca, muy sencilla de preparar según el cocinero.
Receta de hornazo para 6-8 personas
Ingredientes necesarios para la masa del hornazo:
- 1/2 kg de harina
- 20 gr de levadura
- 10 gr de manteca
- Agua en cantidad suficiente
- Sal en cantidad suficiente
Ingredientes del relleno:
- 1 chorizo
- 1 salchichón ibérico
- 100 gr de jamón serrano en lonchas
- 100 gr de lomo de cerdo fresco adobado
- 2 huevos cocidos
Elaboración de la masa
Se mezcla la harina con la levadura y se añade una taza de agua templada, se trabaja la masa y se deja fermentar en un recipiente tapado hasta que doble su tamaño. Después de la fermentación se añade sal y manteca, y se amasa hasta que se consigue que sea elástica. De nuevo, se deja fermentar hasta que doble su tamaño.
Preparación y horneado
Una vez hecha la masa, se extiende y se disponen los elementos del relleno al gusto y se cubren con otro pedazo de masa por encima, quedando lista para hornear. El cocinero de la Hacienda Zorita de Salamanca recomienda pintarla con huevo batido para conseguir un color dorado, y también pinchar la superficie con un tenedor para crear pequeños agujeros por los que salga el aire. Antes de introducir el hornazo, recuerda precalentar el horno a 180º, la misma temperatura a la que se hornea entre 20 y 25 minutos. El hornazo se puede degustar tanto caliente como frío.
¿Por qué se celebra el Lunes de Aguas?
El hornazo es un plato típico salmantino que se consume durante todo el año, pero los obradores de Salamanca aún reciben un tercio de todos los pedidos anuales para el Lunes de Aguas, como asegura el medio Salamanca RTV Al Día. Esta fiesta es única en la capital del Tormes que surge en el siglo XVI y su origen se remonta a una curiosa tradición.
El rey Felipe II visitó la ciudad de Salamanca en 1543, con 16 años, cuando se eligió que la ciudad acogería su boda con María de Portugal. El carácter sobrio y religioso del rey ha sido ampliamente recogido por los autores que tratan su figura, como Juan Francisco Jordán Montes en un artículo para la revista electrónica ‘Culturas populares’. El monarca quedó asombrado por el hecho de que, siendo Salamanca la ciudad del saber, también lo fuera del jolgorio y el festejo.
La ciudad, que contaba en aquella época con 8.000 estudiantes en la Universidad (para hacernos una idea de la cifra, Madrid contaba entonces con 11.000 habitantes), decidió festejar los esponsales regios con muchas corridas de toros, verbenas y excesos de todo tipo. Algo que no agradó a Felipe II, quien tomó la determinación de extender la prohibición del consumo de carne a todos los días durante la Cuaresma en la ciudad.
Esta prohibición también incluía los placeres sexuales, por lo que, desde el Miércoles de Ceniza, las prostitutas estaban obligadas a abandonar las casas de mancebía, teniendo que trasladarse a la orilla izquierda del río Tormes. Felipe II esperaba que así los estudiantes y habitantes de Salamanca se centrasen durante la época de la Cuaresma en la piedad y la oración.
Existe una figura esencial en todo esta historia. Un sacerdote llamado ‘Padre Lucas’, también conocido popularmente como ‘Padre Putas’, era el encargado de llevar a las trabajadoras sexuales al otro lado del río cuidando de su salud espiritual durante el aislamiento y actuando como cancerbero para que nadie se acercara a ellas durante la duración del mismo.
Llegado el Lunes de Pascua, la ciudad se preparaba para recibir a las prostitutas. Los mismos estudiantes organizaban una fiesta de bienvenida: iban a recoger a las cortesanas al otro lado del río y las llevaban de vuelta a la ciudad. A orillas del Tormes se compensaba la castidad forzosa a la que se habían visto sometidos sus habitantes con grandes cantidades de bebida, bailes, actos carnales, baños y, sobre todo, la comida del día: el hornazo.
Actualmente la fiesta se ha transformado en una celebración familiar y amistosa, en la que los más allegados se reúnen para disfrutar de un día campestre en el que degustar el hornazo. Por supuesto, sigue siendo una fiesta muy popular entre los estudiantes, que tienen por costumbre reunirse junto al puente romano para disfrutar de la tarde del Lunes de Aguas
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