"La poesía no quiere adeptos, quiere amantes". Probablemente, si de algo sabía Lorca, era de amor: a la tierra, a la gente, a las letras. La seducción también era lo suyo, capaz de encandilar a cualquiera con su conocimiento de la poesía española, sus cantos o incluso sus juegos de palabras y "lo absurdo”, como recuerda Alicia Gómez, directora de la Residencia de Estudiantes en la que se alojó el poeta en Madrid.
Lorca era a la Generación del 27 lo que los libros son al pueblo, como decía el dramaturgo. Era alimento, como el pan, de inspiración, de arte, de cultura. Su paso por la capital madrileña ya llamó la atención de los intelectuales del momento, aunque no durante todo el tiempo que le hubiera gustado. Súbitamente, algo cambió: llegó la guerra, las venganzas familiares afloraron y la libertad que empezaba a acariciar en sus años de juventud se truncó por completo.
Lorca ha sido y es un icono de la poesía española, pero los recuerdos que se guardan de él no solo hablan de la primavera y de su bella Granada. Hay un pensamiento más doloroso y atemporal que, a pesar de los esfuerzos por borrarlo, no ha hecho más que crecer: Federico García Lorca es un símbolo de los desaparecidos de la Guerra Civil. Y sus restos, a pesar de los intentos realizados, aún no han recibido sepultura.
Tal día como hoy, un 18 de agosto de 1936, Lorca fue fusilado por el régimen Franquista. No obstante, sus 38 años de vida brindaron otras experiencias, recuerdos y muchos, muchos lugares. Lorca dejó huella y, en homenaje a su figura, seguimos algunas de sus pisadas. A continuación, en el mapa interactivo, puedes recorrer algunos de los sitios de su tierra natal que más le marcaron. Un viaje por su vida, que se valió de múltiples fuentes de inspiración.
De Valderrubio a Asquerosa: el nacimiento de la Casa de Bernarda Alba
Los Lorca, según relata Universo Lorca, se mudaron de su primera residencia en Fuente Vaqueros a Asquerosa (más tarde conocido como Valderrubio) por el trabajo de su padre: Federico García Rodríguez tenía su negocio agrícola ubicado en un pueblo cercano. Asquerosa era una localidad granadina con unos pocos cientos de habitantes, conocida por ser un lugar con abundante agua a sus alrededores.
Este lugar ayudó a Lorca a concebir la célebre obra de teatro La Casa de Bernarda Alba. Muchos de los personajes de la historia existían en la vida real en este pueblo, desde Bernarda hasta el propio Pepe el Romano. Esta inspiración no solo le sirvió al dramaturgo para plasmar un retrato fiel de la presión social de las mujeres de su tiempo, sino que también le trajo problemas con vecinos y familiares. Sin ir más lejos, como indican en la iniciativa de la Diputación de Granada mencionada anteriormente, la mujer de uno de los hombres que lo detuvo antes de su muerte en 1936 era prima del poeta.
El conflicto familiar en el que Lorca estaba sumergido desde su juventud se componía de diferentes tipos de disputas: económicas, políticas e ideológicas. Horacio Roldán, otro de los primos del poeta, era un acérrimo militante de derechas que había tenido importantes discusiones con el poeta. En cierto modo, el pueblo de Fuente Vaqueros formó parte de las múltiples piezas que complicaron la vida de Federico García Lorca. Tenía de lo bueno y lo malo. Aunque su residencia allí fue mucho más que una simple casa de verano: fue el origen de grandes obras.
El final de Lorca: "Por socialista, masón y homosexual"
Otra de las residencias de verano de Federico García Lorca que marcaron su biografía fue su vivienda en Huerta de San Vicente, en Granada capital. Posiblemente, el lugar más determinante de su vida: aquí se escribieron obras como Yerma, Bodas de sangre, el Romancero gitano, Doña Rosita la Soltera, El Público o Así que pasen cinco años. El dramaturgo experimentó todo tipo de experiencias: desamores, dudas sobre su talento y, además, fue su última parada antes de huir a la casa de Luis Rosales (poeta de ideología falangista), donde fue arrestado.
Lorca fue detenido en una operación que, según cuenta el hispanista Ian Gibson, "fue de envergadura". La manzana en la que se situaba Lorca fue rodeada por guardias, que custodiaron hasta los tejados para evitar su fuga.
Después llevaron al artista a lo que los historiadores conocen como 'La Colonia'. Primero una casa de veraneo para niños, llena de alegrías, juegos y asaltada por la jadeada respiración de los más jóvenes. Luego una cárcel, estandarte del poder nacionalista y lugar de angustiante espera para los que estaban condenados al fusilamiento: así era este recinto en el que Lorca pasó sus últimas horas de cautiverio.
Como muchos antes que él, el final del poeta fue el peor posible: fusilado en un lugar que a día de hoy sigue sin estar claro, más allá del conocimiento de que ocurrió a uno o dos kilómetros de distancia de la cárcel.
Se desconoce qué sucedió exactamente y dónde se cometió el asesinato, pero un informe de 1965 de la Jefatura Superior de Policía de Granada confirma que Federico García Lorca fue asesinado, acompañado de otras tres personas: dos banderilleros (Juan Arcoyas Cabezas y Francisco Galadí y y un delincuente común apodado 'El Terrible', según Universo Lorca. Entre sus líneas, se lee la razón: por "socialista y masón" y por sus "prácticas de homosexualismo".
Los restos de Lorca: a 20 centímetros de la verdad
En 2009 empezaron las excavaciones en el paraje de Fuente Grande de Alfacar (Granada), con una pregunta constante en la cabeza de todos los que estaban moviendo cielo y tierra para lograr su objetivo: ¿Dónde están los restos de Federico García Lorca? Como explicamos en el mapa, podrían estar justo donde se estaba investigando, es decir, en el Parque Federico García Lorca de Alfacar, creado concretamente para rendirle homenaje al autor.
Hoy, este parque no es solo un lugar de homenaje, sino que apunta a que es el actual cementerio de Federico García Lorca. "Yo no entiendo por qué no se pueden sacar 20 centímetros de cemento para ver si están los restos en el lugar que los testigos y el georradar afirma que se enterraron", espeta en una entrevista con el El Salto Diario Victor Fernández, uno de los impulsores de la investigación de los restos humanos (aún sin identificar) encontrados en este lugar en 1986.
Ahora bien, no se tiene certeza de que el cuerpo siga ahí, porque todavía no se ha permitido indagar en la fuente del parque que podría tenerlo escondido. Allegados del maestro republicano Dióscoro Galindo, que fue asesinado junto a Federico García Lorca, han pedido seguir investigando para darle una "sepultura digna" al poeta. No obstante, la historia, de momento, sigue sin cerrarse.
Uno siempre puede buscar consuelo en la obra del poeta. Porque, como escribía el propio Lorca, "el más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta". En este caso, la esperanza es cerrar una herida que lleva abierta durante más de ocho décadas. Y, al parecer, habrá que esperar un poco más para tener la verdad.