San Isidro, una de las fiestas más castizas de la capital madrileña, es sinónimo de verbenas, rosquillas,claveles, conciertosy sus inconfundibles chulapos y chulapas. Ellos, con su parpusa (tipo de gorra asociada a la indumentaria de los chulapos) y ellas con su mantón de Manila decorado de flores, se lanzan a las calles madrileñas durante las fiestas de San Isidro para inundar la capital de color, alegría y unos buenos chotis.
Madrid se caracteriza por muchas cosas, y entre ellas destaca su gran diversidad siendo una ciudad de convivencia en la que habitan todo tipo de personas con diferentes estilos y formas de vivir. Pero esta cualidad no es puramente actual, sino que ya desde siglos atrás las calles madrileñas albergaban una gran cantidad de personajes que, según el barrio en el que vivían, adoptaban diferentes formas de vestir y de comportarse. Es así como empezaron a popularizarse los manolos, los chisperos, los majos y los chulapos durante los siglos XVII, XVIII y XIX.
Los manolos
En uno de los corazones más culturales de la capital madrileña, Lavapiés, nació el término de 'manolos', haciendo alusión al nombre de "Manuel". El barrio de Lavapiés siempre ha sido un barrio marcado por la multiculturalidad, tanto es así que en el siglo XVIII convivían judíos, cristianos y musulmanes, hasta que los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de los judíos de España. Fue entonces cuando los judíos conversos que decidieron quedarse en el barrio, en su afán por demostrar que eran nuevos cristianos, pusieron a sus primogénitos el tradicional nombre de Manuel, un nombre típico y reconocido en la sociedad cristina de aquel entonces. Ante la gran cantidad de nombres de "Manuel" que abundaban en el barrio, éste empezó a ser conocido como el barrio de los Manolos.
Los chisperos
Los chisperos eran los herreros y trabajadores de las fraguas de los barrios de Barquillo, San Antón y Maravillas durante los siglos XVII y XVIII, zonas donde se encontraban la mayor parte de las herrerías de la capital. Su nombre proviene de la palabra "chispas", que se producían durante el proceso de soldadura de objetos. Además de por su labor, destacaban también por su forma de vestir con una "chupa" y una redecilla con la que se recogían el pelo.
Destacaron por su valentía y por sus habilidades con el metal, lo que ayudó a la fabricación y reparación de armas durante la Guerra de la Independencia (1808-1814).
Los majos
Los majos y las majas eran personajes pertenecientes a la clase trabajadora del Barrio de Maravillas (Malasaña) durante los siglos XVIII y XIX. Se caracterizaban por su sencillez, solidaridad y por su elegancia. Entre las labores que desempeñaban estaban la carpintería, el comercio y la hostelería, pero lo que más destacaba de ellos era su característico vestuario y su pasión por la música y el baile. Tal fue la popularidad de estos personajes que se convirtieron en símbolos de la cultura y el arte nacional, llegando a ser retratados por el mítico pintor Francisco Goya con obras tan conocidas como "La maja desnuda" y "La maja vestida".
Los chulapos
Los chulapos se han convertido en una seña de identidad madrileña. Su carácter marcado, su chulería y su desparpajo a la hora de desenvolverse, tiene su origen a principios del XIX cuando la ciudad de Madrid estaba dividida en diferentes barrios y existía una importante identidad local en cada uno de ellos. Su nombre procede del término "chulo", apelativo que el Diccionario de la Real Academia Española define como: "persona de las clases populares de Madrid, que afecta guapeza en el traje y en el modo de conducirse".
La forma más popular que utilizaban en esta época para diferenciarse los vecinos de unos barrios de los de otros era a través de la vestimenta. En el caso de los chulapos sevestían (y visten) con una camisa blanca, un chaleco, un fajín, unos botines negros y unos pantalones estrechos hasta la rodilla. Las chulapas, sin embargo, se visten con un gran vestido largo con volantes y decoración floral, un pañuelo blanco en el pelo y un mantón de Manila.