Borja y Estella, dos
pueblos separados por 150 kilómetros pero unidos por su arte, su 'Ecce Homo' y
su San Jorge: los dos estaban en mal estado y los dos se intentaron restaurar
sin contar con instituciones ni expertos.
En el caso de Borja,
todo el mundo conoce ya a su restauradora, Cecilia Giménez. En el caso del San
Jorge, la restauración se la encargaron a una profesora de manualidades del
municipio.
Se supone que las dos
obras estaban sin terminar cuando las restauraciones salieron a la luz, de
hecho, el San Jorge de Estella está tapado por una lona. Se han paralizado los
trabajos y el pobre santo permanece a la espera de alguien que lo quiera
arreglar. "No puede ser que un patrimonio quede en manos de la decisión o la
iniciativa del párroco", señala Koldo Leoz, alcalde de Estella.
Precisamente, son los expertos
los que se han hartado: la Asociación de Conservadores y Restauradores exigen
sanciones para que no vuelva a ocurrir algo así. Según ellos, el San Jorge de
Estella, igual que el Ecce Homo, es irrecuperable, pero su fama ya se ha
disparado.
Eso mismo le pasó al
Ecce Homo, su imagen traspasó fronteras: algunos críticos han dicho que es la
mayor obra de arte del siglo XXI y es tan conocido que en EEUU le han dedicado
una ópera. San Jorge todavía no tiene a nadie que le cante, es cuestión de
tiempo.