Con admiración, alegría, pero también tristeza. Así recibió el público a Joan Manuel Serrat. Este viernes dio su adiós definitivo a los suyos: sus seguidores. "Con unos sentimientos contradictorios", según confesó él mismo encima del escenario delante de las 1.500 personas. A cuatro días de cumplir 79 años, se subió al mismo coliseo en el que empezó: el Palau Sant Jordi. Fue en Barcelona, su ciudad natal.
Serrat ha sido y será siempre un símbolo que ha marcado varias generaciones. "Hemos crecido con él porque es un poco más mayor que nosotros", confiesa apenada una de las asistentes. "A mi madre y a mi abuela les gusta mucho y es algo que he heredado de ellos", añade un joven. Serrat, hijo de familia humilde catalana y reivindicativo del uso del catalán durante la dictadura franquista , llegó a la cumbre de la música española con tan solo 28 años. Y nos dejó una canción que se convirtió en un clásico para recordar toda la vida: Mediterráneo.
Desde entonces, Serrat ha demostrado ser uno de los cantantes más queridos en España y Latinoamérica. Desde luego, que se le va a echar de menos. "Me voy llena de amor y felicidad", confiesa una mujer. "Me da pena pero también alegría de poder estar hoy con él", añade. Todos ellos le han seguido durante sus 57 años sobre las tablas. Donde ha compartido escenario con artistas emblemáticos creando una carrera musical más que completa, con cerca de 300 canciones, 32 discos, decenas de recopilatorios y miles de corazones de todo el mundo que siempre le recordarán como uno de los maestros de la música.
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