Aranda de Duero, en Burgos, estos días suena a música, sabe a lechazo y vino de Rivera y sobre todo, acoge a gente. El sonorama pone en el mapa un pueblo que, en cuatro días, triplica su población. Este año es la edición más multitudinaria con más de 45.000 asistentes.

Los hosteleros hacen su particular agosto gracias a los productos típicos. Javier Ajenjo, coordinador del Sonorama, explica que "hay un impacto por encima de los dos millones de euros y un impacto mediático qu está valorado por encima del millón y medio de euros".

Aranda de Duero ve como sus hoteles cuelgan el cartel de completo. Según explica Miguel Ángel Gayubo, presidente de la 'Asociación de Hosteleros de Aranda', "muchos de los hoteles están llenos desde principios de año".

La opción más barata es el camping, incluido en el precio de la entrada. Con capacidad para más de 7.000 personas ya está casi lleno. Un festival para todos los bolsillos que siempre baila al ritmo de la Rivera del Duero.