Menos de 200 personas han visto con sus propios ojos los restos del Titanic. Pero en 2018 quien pueda darse un lujo podrá viajar al fondo del mar para verlo. El plan es aprovechar cada viaje para escanear el pecio con la última tecnología para documentar su estado.
Lo harán con submarinos de última tecnología, por eso más que un viaje turístico sus organizadores aseguran que los viajeros formarán parte de la tripulación.
Desde Canadá viajarán hasta el Atlántico Norte para llegar al punto donde un iceberg acabó con el viaje del Titanic. Allá, tres de los ocho tripulantes descenderán casi 4.000 metros para descubrir la inmensidad del buque.
Igual que fue un lujo poder viajar en el Titanic, también lo será poder ver sus restos en el fondo del mar. Por eso, el billete para bucear a lo largo de sus 270 metros cuesta casi 100.000 euros, lo que costaría hoy al cambio un pasaje de primera clase.