El CSKA Moscú consiguió una victoria de prestigio por 91-90 ante un Real Madrid que tiro todo el trabajo por la borda en un calamitoso segundo cuarto en el que aceptó un parcial de 32-12.
La gran puesta en escena del Real Madrid rindió beneficios en el primer cuarto, pero quedó minimizada por el desastre generalizado del equipo madridista en el segundo acto, en el que sufrió un tremendo varapalo a manos del CSKA y en especial del francés Nando De Colo.
El plan de partido confeccionado por Pablo Laso le salió redondo al Real Madrid al principio. Frenar a De Colo y a Milos Teodosic y ganar el rebote fueron sus prioridades y las cumplió con creces. El marcador lo reflejó con 6-12 (min.4), 8-14 (min.5.10) y 8-21 (min.6.15), el máximo botín madridista en Moscú.
A partir de ahí, los blancos desaparecieron. El final del primer acto se cerró con un 17-26, con De Colo con 2 puntos, con Teodosic con 4 y, sobre todo, con 9 rebotes (5 ofensivos) para el Madrid por sólo 4 para los moscovitas.
Un segundo cuarto para olvidar
El lituano Jonas Maciulis con una gran defensa y dos triples sin fallo fue uno de los destacados del Madrid, junto al esloveno Luka Doncic. En el segundo cuarto al Madrid se le fundieron los plomos, se le acabó la inspiración y la concentración y no encontró la manera de frenar a un CSKA que demostró por qué es el vigente campeón europeo.
Un parcial de 13-0 en los primeros 4 minutos y medio, 31-26, desnudó completamente a un Real Madrid romo delante e inoperante atrás, pero, sobre todo, completamente aturdido y sin soluciones ante la que se le vino encima.
De Colo, con 16 puntos en el segundo cuarto, hizo y deshizo a su antojo. El CSKA aumentó su nivel y dureza defensiva con lo que pasó a dominar el rebote y a un Real Madrid que demostró tener la mandíbula de cristal. El parcial del segundo cuarto se cerró con un 32-12, ¡veinte puntos de diferencia!, para un 49-38 general.
Pero peor que el resultado fue la sensación de fragilidad del equipo español. El paso por vestuarios sirvió para que el Madrid hiciera borrón y cuenta nueva. En la reanudación se igualó el juego hasta que los madridistas firmaron un parcial de 0-8 en minuto y medio desde el 59-45 (min.24) al 59-53 (min. 25.30) con un triple de Sergio Llull.
Remontada blanca
Este parcial espoleó a los rusos, que en el minuto siguiente contraatacaron con un 6-0 para restituir la ventaja superior a la decena de puntos, 65-53. El Madrid intentó agarrarse a la anotación de Jaycee Carroll para finalizar el tercer periodo por debajo de los diez puntos de diferencia y tener alguna opción de victoria en los diez minutos finales.
Lo consiguió con un 73-68 y un parcial en el cuarto de 24-30. Un mate de Anthony Randolph dio vida a un Real Madrid, 73-70, en el primer minuto del último cuarto, pero De Colo volvió a dar muestras de su calidad para devolver al CSKA a ventajas más holgadas, 78-70 (min. 33).
Una técnica a Randolph, empecinado en traspasar la defensa moscovita, sin éxito por supuesto, y otra a De Colo por aquello de la imparcialidad arbitral, junto a un triple de Rudy Fernández coparon los minutos iniciales del cuarto, en el que el Madrid volvió a defender sus opciones, 81-77 (min.34.10).
No hubo milagro
A trompicones, con momentos de buena defensa, y con otro triple de Rudy, el Madrid encaró los últimos cuatro minutos con posibilidades, 85-80. Y más tras los dos tiros libres anotados por un Felipe Reyes rocoso en defensa, 85-82.
Con la victoria a las puertas, el Madrid desperdició hasta cuatro posesiones para igualar o acercarse más en el marcador, hasta que apareció el mexicano Gustavo Ayón para capturar dos rebotes en ataque y lograr dos canastas imprescindibles para afrontar los últimos 26 segundos de partido con 87-86 en el marcador.
Con más errores que aciertos en los dos equipos, producto de los nervios, la victoria se quedó finalmente en Moscú por 91-90. El horroroso segundo cuarto del Madrid pesó demasiado porque perdió pese a dominar el marcador en tres de los cuatro periodos.