La reedición de las pasadas Finales llegó a la NBA. En un lado, el vigente campeón de la liga, los Cleveland Cavaliers, que tenían la baja de JR Smith y muchas ganas de volver a ganar a los Warriors. En el otro lado, el equipo de la bahía de San Francisco, mejor récord de la liga y con todos los efectivos disponibles, incluido Kevin Durant.
El balón se lanzó al aire y la primera posesión fue para los Warriors. Fue un arranque caótico, con los dos equipos jugando al corre-calles, el acierto era poco teniendo en cuenta el caudal ofensivo de ambos equipos. Draymond Green, que recientemente ha sido padre, comenzó excitado, haciendo dos faltas en los primeros minutos.
Se fue al banquillo ofuscado y los galones los cogió Kevin Durant, muy agresivo de cara al aro y metiendo 12 puntos en el primer cuarto, incluyendo un mate espectacular al que le siguó otro de su némesis, LeBron James.
Una partida de ajedrez
El primer cuarto acabó con 25-27 a favor de los Warriors y con la sensación de que quedaba mucha tela que cortar. De momento, los mejores habían sido Durant e Irving, dos auténticos dolores de muelas para las defensas rivales. En el segundo cuarto, volvió Green y con él la locura al partido.
Kerr hacía más rotaciones que Lue en sus quintetos, alternando a West con Pachulia, a Igoudala con Thompson y Durant... Cada movimiento era como el Karjakin-Carlsen de ajedrez. Con el paso de los minutos, los Warriors se iban encontrando más en su salsa y aumentando su distancia en el marcador, poniéndose 8 arriba a 5 minutos del descanso.
En ese momento, Frye era el máximo anotador de los Cavs con 10 puntos, siendo James el más completo para no variar (6 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias). En la reanudación, volvieron las quejas de los Warriors con los árbitros, no había falta que no protestasen los jugadores de Kerr.
LeBron vs. Klay, duelo de pistoleros
El rebote ofensivo era lo que mantenía con vida a los Cavaliers, que remontaron 11 puntos de desventaja para ponerse 3 abajo al descanso. El partido era físico, trabado, con grandes dosis de técnica en cuerpos hercúleos. Curry estaba desastroso, algo habitual en Navidad para él, pero quedaba mucha tela que cortar.
En el tercer cuarto, LeBron James se puso a tirar. Sintió que era el momento de 'chupar', de lanzar la pelota. Y vaya si lo hizo. 'El Rey' metió tres triples seguidos para mantenerse en el partido en unos minutos de locura total. Thompson, Green, Durant, LeBron, Irving... Todos se sumaban a la fiesta y los minutos seguían pasando.
En los minutos finales del tercer cuarto, Durant volvió a coger la batuta de los Warriors sumando la nada baja cifra de 28 puntos con un 64% desde el triple. Su escudero más fiel fue Klay Thompson, que tuvo un tercer cuarto de lo más acertado (3 triples seguidos, igual que LeBron antes).
El último asalto fue de Irving
Con 80-87 en el marcador se entró en el último cuarto. La venganza parecía más cerca para los Warriors, pero si algo saben los Cavaliers es remontar en situaciones adversas. Thompson abrió el cuarto con una bandeja, su punto número 24. Y la siguiente, de Durant: 2+1, 12 arriba en el marcador y 31 puntos para KD.
Y en la siguiente jugada, también Durant. Eran 14 arriba y la sensación de que el partido estaba acabado. Sin embargo, los Cavaliers volvieron. De la mano de un mate de Jefferson con guiño a Durant y de un triple de Irving, se acercaron a 8 puntos, metiéndose en el partido.
Otros cuatro puntos de la dupla Jefferson-Irving pusieron a los Cavaliers a cuatro (95-91) a seis minutos del final. A partir de ahí, la locura: mates vintage de Jefferson, la comba en el marcador, Curry sin aparecer... Un partido de época en pleno diciembre. Un regalo para el aficionado al deporte digno de revivir una y mil veces.
Irving fue 'Uncle Drew'
La remontada la certificó un mate espectacular de LeBron James, el líder de un equipo que quiere seguir ganando a los que no pueden ser vencidos. Pero quedaba mucho partido, minuto y medio para ser exactos. Y los Warriors volvieron a ponerse por delante con un triple del desaparecido, del MVP, de Stephen Curry.
Pero otra vez, por enésima, Kyrie Irving fue el que ajustició a los Warriors. Lo hizo con una jugada de superestrella, cogiendo el balón, encarando a Klay Thompson, posteándole, dando un giro y metiendo el balón en su cara. Así es Kyrie, no hace amigos, gana partidos. Y lo volvió a hacer contra los Warriors.
En el calendario es un partido más, pero para ambos equipos es algo más. Les quedará otro asalto en el Oracle Arena antes de cruzarse, hipotéticamente, en las terceras Finales consecutivas. Lo que queda claro es que ninguno dará su brazo a torcer en ninguno de los partidos que jueguen. La rivalidad más grande del baloncesto moderno escribió un nuevo capítulo.
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