Ni Durant, ni Curry, ni Green, ni Thompson... Nadie en los Golden State Warriors ha impedido la paliza que se han llevado por parte de los San Antonio Spurs de Pau Gasol. En el primer partido de la temporada, los de Popovich han dado un golpe encima de la mesa, demostrando que la retirada de Duncan no les ha parecido hacer daño por el momento.
Era la noche señalada, el momento en el que el 'superequipo' de la NBA hacía acto de presencia... y la noche no pudo darse peor. Kawhi Leonard ejerció de nuevo líder de los Spurs con un partido dominante tanto en defensa como en ataque (35 puntos, 5 robos de balón), secundado por un gran LaMarcus Aldridge (26 puntos y 12 rebotes).
El partido para Pau Gasol se dio algo peor. Obligado a bailar con 'la más fea', Kevin Durant, estuvo muy lastrado en ataque, anotando únicamente 2 puntos en 18 minutos que estuvo en la cancha.
Esta supone la cuarta derrota seguida de los Warriors si se cuentan las tres de las pasadas Finales, una racha de la que Steve Kerr se siente "avergonzado", tal y como reconoció en la sala de prensa. "Espero que mis jugadores se sientan así también", añadió.
Durant empezó fuerte, anotando sus primeros 9 puntos sin fallo, pero ahí se acabó su aportación. Ya en el descanso, los Warriors perdían por 18 puntos, siendo una auténtica sangría a nivel defensivo. También sirvió el partido como descubrimiento para Jonathon Simmons, que revolucionó al banquillo texano y dejó uno de los mates de la temporada al finalizar el partido.
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La distancia entre ambos equipos no hizo más que crecer hasta que el Oracle dijo 'basta' y se empezaron a vaciar sus gradas. Un pobre porcentaje de triples, fallos defensivos serios y 16 pérdidas de balón fue el triste balance de unos Warriors que tendrán que remar mucho si quieren ser ese 'superequipo' al que todo el mundo temerá.