La plantilla del Barcelona ya descansa en Madrid, donde llegó este mediodía y fue recibido por apenas un centenar de aficionados que esperaban a Luis Enrique y sus jugadores a la entrada del Hotel Eurostars Madrid Tower. No despierta esta final de la Copa del Rey la expectación de otras ocasiones entre los seguidores culés.
El equipo disputa su cuarta final consecutiva del torneo -la segunda seguida en Madrid- y el rival, el Deportivo Alavés, no tiene el atractivo para el barcelonismo del eterno rival, el Real Madrid, o del otro equipo copero por excelencia, el Athletic de Bilbao.
Ayer viernes, el club catalán todavía tenía cerca de 2.000 entradas a la venta de las 19.300 con las que cuenta para esta final, y esta noche no se esperan más de 18.000 culés en las gradas del Vicente Calderón.
Que en la capital de España no se está viviendo una desembarco masivo de aficionados del Barça como en otras ocasiones, se podía comprobarse este mediodía en la 'fan zone' del conjunto catalán que, como es habitual en las finales que disputa en Madrid, esté ubicada en el parque del antiguo Matadero.
Ni siquiera los puntos de restauración de la zona destinada a los hinchas culés estaban llenos a la hora de comer, un aspecto indicativo de que el espacio de animación del equipo catalán no morirá hoy de éxito.
Poco ambiente y escasa afluencia de hinchas en esa 'fan zone' azulgrana, en la que se podía transitar tranquilamente en una entorno festivo, pero muy familiar y tranquilo, durante toda la mañana.
A llenar el recinto tampoco ayuda el fuerte dispositivo de seguridad que organizado el Ministerio del Interior, pues nadie puede acceder a la zona de fans del Barça sin mostrar todas sus pertenencias y ser convenientemente cacheado por la Policía Nacional.
Para el barcelonismo, lo excepcional se ha convertido en habitual y, esta vez, la final ha sido solo una excusa para hacer turismo tranquilamente por Madrid, sin la euforia y la intensidad de otras ocasiones.
Así, en los lugares más turísticos de la capital, como la zona de Preciados o Sol, la Plaza Mayor o el Parque del Retiro pueden verse durante todo el día pequeños grupos de aficionados con sus camisetas del Barcelona, disfrutando de un día veraniego en las principales terrazas del centro de la ciudad.
También han tomado la inmediaciones del Calderón, desde esta mañana, numerosos grupos de barcelonistas, ya que mucho de ellos se alojan en los hoteles cercanos a la rivera del Manzanares.
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Poco ruido, solo algunos cánticos de animación y una convivencia tranquila con los seguidores del Alavés, aunque se espera que el ambiente, en la zona de hinchas del Barça y también en las calles de la ciudad, se vaya calentando a medida que se acerque la hora del partido.