No juegan igual de bien. A veces, ni siquiera juegan bien, pero si se gana y se es líder provisional a veces el cómo da igual. El Barcelona, en un partido gris, ha logrado la victoria ante el Atlético en el Vicente Calderón y pone la presión en el tejado del Real Madrid. A pesar de que los rojiblancos dominaron durante media hora, los culés, con dos goles tras sendos rebotes y rechazos obras de Rafinha y de Messi, se llevan el triunfo del Manzanares. Godín, de pelota parada, hizo un tanto que no sirvió de nada a los de Simeone.
Es de esos partidos de alta enjundia. De esos que, a veces, por el nivel de los contendientes en liza tarda en arrancar. Y tardó. Tardó bastante. El Barcelona comenzó lento, previsible. Comenzó con ganas de tener la pelota pero de que sucedieran cuanto menos cosas mejor. El Atlético salió timorato, a ver cómo salía el Barça. Sin embargo, una vez vio la situación, se fue arriba, a la presión. Y se hizo con el cuero, con el encuentro y con las ocasiones.
Los de Luis Enrique, con un 3-4-3, apenas salían de su propio campo. Parecían buscar la contra, contra que encontraron en alguna que otra ocasión como en el gol anulado a Luis Suárez por mano o por falta del uruguayo. O parecían buscar alguna falta. Messi dispuso de una justo en la frontal, pero Oblak reaccionó a las mil maravillas en su regreso al arco rojiblanco. El Barça acabó mejor el primer acto, pero el Atleti tuvo más opciones.
Ter Stegen evitó el 1-0 en la primera parte
Griezmann, Carrasco, Godín... Todos se toparon con un Ter Stegen que veía la jugada antes de que sucediera. El 7 francés así lo sufrió, pues cuando fue a poner el pase de la muerte al 10 belga vio cómo el meta alemán le adivinó la intención. La nutrida zaga culé hizo el resto para evitar que el luminoso se moviera antes del descanso. Un descanso que el Atlético agradeció viendo el desenlace de los primeros 45 minutos.
Y en los segundos fue cuando empezó la acción, al menos en lo que a goles se refiere. El Barça avisó de que no estaba de siesta con un Luis Suárez que falló un mano a mano con Oblak, y Griezmann respondió con un tiro al cuerpo de Ter Stegen. En la jugada más embarullada y con más rebotes y rechazos del duelo, Rafinha metió la caña para sorprender al portero del Atleti y hacer el 0-1 en el luminoso. Por sin se abría el envite.
Por fin se movía algo que tenía relevancia y que podía empezar a colocar de otra forma las piezas del tablero de ajedrez. Salió Torres, por Carrasco, y el Atlético entraba en fase de necesidad de irse arriba para lograr la igualada. Y lo hicieron, gracias a Diego Godín, que peinó a gol una falta magistralmente botada por Koke.
Decide Messi
Sin embargo, los rebotes que favorecieron al Barça en el 0-1 iban a volver a hacer acto de presencia en el 1-2. Fue obra de Messi, que lanzó una falta desde el mediocampo que terminó rematando él de nuevo a gol tras un rechazo. Sin opción a la reacción, los tres puntos volaron a la Ciudad Condal.
Volaron para dejar la Liga más abierta que nunca entre Real Madrid, Barcelona y Sevilla, y para dejar al Atlético en una situación en la que la tercera plaza empieza a ser una utopía. Ni un partido ha ganado el cuadro de Simeone a los seis primeros clasificados.
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