El Barça se deshizo sin problemas (2-0) de un Sporting de Portugal que no tuvo ninguna ambición en un partido que se le hizo cuesta arriba, ya que no sólo necesitaba una victoria, sino que para clasificarse para octavos de final también requería que el Juventus no ganase en el campo del Olympiacos.
El Barça sumó un nuevo triunfo en un partido en el que no tenía ningún exigencia deportiva, ya que desde la anterior jornada ya se había hecho con la primera posición para pasar a cuartos.
El Barcelona apostó por una delantera sin Lionel Messi, que estuvo en el banquillo, y el juego azulgrana notó la falta de la chispa que le suele poner el argentino. No obstante, Denis Suárez asumió el rol de darle el toque de creatividad que necesitaba el equipo de Ernesto Valverde.
Con un centro del campo cambiado por completo, con Rakitic en el eje y Denis Suárez y André Gomes en las bandas, al Barça le fue suficiente para dominar el control del partido, aunque delante Aleix Vidal, Luis Suárez y Paco Alcácer no estuvieron nada acertados en las contadas ocasiones de gol que aparecieron en la meta de Rui Patricio, especialmente en la primera parte.
El Sporting adoleció de ambición en un partido que no sólo necesitaba un triunfo, sino que el Juventus no ganase en el campo del Olympiacos. Tuvo sus instantes de dominio, con Bruno Fernandes como hombre más destacado en el movimiento del esférico, pero no ofreció nada sobresaliente en la ofensiva.
El Barça estuvo cándido en las primera oportunidades que elaboró, en las que primero Denis Suárez pecó de inocencia en un buen balón que le brindó Luis Suárez. Tampoco estuvo resolutivo Aleix Vidal en otro centro de Luis Suárez. Poco antes de cumplirse el primer tercio de la primera parte, Vidal y Denis Suárez no supieron conectar un balón que se sacó el ariete uruguayo llegando hasta la línea de fuera.
Aleix Vidal la tuvo en el balcón del área, tras una buen pase de Luis Suárez, pero el balón salió algo alto. En el 20, fue André Gomes en una acción individual que no acabó de ligarla con un disparo certero. Mientras el Sporting de Portugal las venía venir, el Barcelona seguía llegando con intención a su meta, pero sin acierto, como en un uno contra uno que tuvo Luis Suárez con Rui Patricio y la acción careció de concreción, igual que otra de Denis Suárez, en el 38, en la acción más vistosa, con diferentes cambio de ritmo en un eslalon, pero en el pase definitivo a Aleix Vidal, le salió un toque demasiado fuerte.
El Sporting sacó dos jugadores de refresco en el segundo acto (Bas Dost y Gelson Martins), apostando por dar un paso adelante, pero a excepción de un par de acciones tímidas en ataques, el Barcelona volvió a tomarle el pulso y dominar el balón, hasta que Paco Alcácer cazó uno en un saque de esquina y de cabeza marcó gol (1-0).
Era el 58, el Sporting había encajado un tanto, el Juventus seguía ganando y Messi entró en el campo. Además, en la ocasión más clara de los portugueses, Bas Dost se encontró con un balón de oro para rematarlo sin oposición y de cabeza, pero Jasper Cillesen hizo la parada de la noche.
Con Messi en el campo, al Barcelona se le hizo más llevadero el partido, especialmente porque el argentino volvió a ser el polo de atracción de todos los balones que emprendían camino hacia el área portuguesa.
El argentino buscó la rosca en el 36, en un disparo con mucha intención y Rui Patricio tuvo que sacar una mano para evitar el segundo. Un Sporting sin rumbo volvió a tenerla en una acción aislada, en la que Coentrao tiró un centro largo, Vermaelen no midió bien y Alan Ruiz se encontró un balón, pero en el intento de volea, le pegó mal y el esférico fue al suelo y después salió alto.
En el tramo final, Paco Alcácer recibió un balón de Messi y ante la salida de Rui Patricio se la picó por encima, pero el esférico salió rozando el palo.
El argentino lo intentó después de un disparo desde fuera del área, y el meta capturó sin problema. En la última acción ofensiva del partido, un pase en profundidad de Messi a Denis Suárez propició un centro raso de éste a Alcácer, pero se cruzó el exbarcelonista Jérémy Mathieu, que se echó al suelo y envió el balón al fondo de las mallas (2-0).