El Atlético Madrid tiró de coraje y corazón este jueves en Londres y, gracias a un gol de Antoine Griezmann en el minuto 81 y a las paradas salvadoras de Jan Oblak, rescató un valioso empate ante el Arsenal (1-1) que lo acerca a la final de la Liga Europa de Lyon.
El equipo de Diego Simeone, que jugó en inferioridad numérica desde el minuto 11 por la expulsión de Sime Vrsaljko, sufrió, aguantó y resistió un asedio en el Emirates Stadium, pero el 'Principito', en la única vez que el Atlético se plantó en campo contrario en la segunda parte, castigó la endeblez defensiva de los ingleses.
Ni los más optimistas en el norte de Londres esperaban un arranque de partido tan favorable ante el favorito del torneo. Dos entradas tan infantiles como innecesarias, en el minuto 2 y 11, de Vrsaljko le valieron dos rigurosas tarjetas amarillas que lo mandaron al vestuario con el duelo apenas empezado.
Pero si un equipo es experto en manejarse en este tipo de situaciones y está acostumbrado a sufrir es el Atlético. Los hombres de Simeone, ya sin su técnico en el banquillo -también fue expulsado en los primeros compases por protestar-, y liderados por un Diego Godín sublime y un Oblak salvador, resistieron estoicamente un asedio y consiguieron finalmente minimizar el daño.
La expulsión del lateral croata cambió el planteamiento de Simeone, que despejó una hora antes del encuentro la duda que carcomía a todos los atléticos y a gran parte de los 'Gunners': Diego Costa, todavía renqueante de su lesión en los isquiotibiales, fue suplente de inicio y eran los franceses Griezmann y Gameiro los delanteros elegidos.
El futbolista hispano-brasileño, viejo conocido por estos lares y temido en toda Inglaterra, tiene al Arsenal entre sus víctimas favoritas: 3 goles en 6 partidos cuando defendía los colores del Chelsea. Sin embargo, el 4-4-2 con el que salió de inicio el Atlético se desmoronó muy temprano, el tiempo que tardó Vrsaljko en ser expulsado.
Ya si el croata, el equipo madrileño se reorganizó en un 4-4-1, con Thomas de lateral, Griezmann escorado en la izquierda y Gameiro solo arriba. Con el Atlético a la defensiva y el Arsenal crecido apareció Oblak. El guardameta esloveno mantuvo a su equipo con vida en la primera mitad con dos paradas salvadoras, primero a remate a bocajarro de Alexander Lacazette y luego tras un disparo de Danny Welbeck, y varias intervenciones de mérito.
Sufrían los madrileños, encerrados en el área pequeña e incapaces de frenar las subidas de Nacho Monreal desde la izquierda y la movilidad arriba de Özil y de un Lacazette inspirado por la baja del '9' titular, el gabonés Aubameyang, no inscrito en el torneo.
Sólo Griezmann logró inquietar a David Ospina en los 45 minutos iniciales con un disparo desde la frontal tras una jugada persona de Thomas Partey. Tras esa aproximación (m.33) no hubo más noticias del Atlético en la primera mitad.
En la segunda parte se mantuvo la tónica de la primera, con el Atlético encerrado, pero cómodo esta vez, y el Arsenal llevando la batuta. Con Oblak y Godín imperiales, los de Simeone defendían bien e incluso intentaban asustar con algún balón largo a la espalda de los centrales a una defensa del Arsenal muy adelantada.
Golpearon finalmente los 'Gunners' pasado el minuto 60 y después de un error garrafal de Griezmann, que intentó sacar el balón desde su área con un caño y acabó perdiéndolo y Wilshere, atento, puso un centro medido desde el costado izquierdo que Lacazette remató ajustado al palo largo de Oblak.
Tuvieron muchas y claras los de Arsene Wenger, pero ni Welbeck, gafado toda la noche, ni Lacazette, poco acertado tras su gol, consiguieron materializarlas. El ariete francés tuvo el 2-0 con un remate claro de cabeza que se marchó desviado.
No dejó de creer el Atlético, que tiró de coraje y corazón, y de media ocasión se sacó un gol. Griezmann se resarció de su fallo en el gol de Lacazette y recogió un balón largo de Giménez, le ganó la espalda a Koscielny, aprovechó un resbalón de Mustafi y definió con la puntera ante la salida tímida de Ospina. 1-1 y eliminatoria abierta.
Todavía hubo tiempo para un nuevo milagro más de Oblak, la peor pesadilla de Lacazette esta noche, y el portero esloveno sacó otra parada más, la enésima salvadora, en un remate a bocajarro del punta francés y consiguió mantener el 1-1 en el marcador que dejó la eliminatoria abierta. El Wanda Metropolitano dictará sentencia la próxima semana.
El Olympique de Marsella se acerca a la final
En cambio, el Olympique de Marsella dio un paso hacia la final de la Liga Europa, que sería la quinta de su historia en una competición continental, al derrotar en la ida en su estadio (2-0) al Salzburgo, condenado a la remontada en Austria.
Los marselleses aprovecharon el impulso favorable que rodea al club desde su fastuosa victoria por 5-2 ante el Leipzig en la vuelta de los cuartos de final y, arropados por un público ensordecedor, doblegaron a sus rivales. El equipo francés busca su primera final desde 2007, que se jugará en su país, en Lyon.
El fogoso Florian Thauvin logró a los 16 minutos lo que el Marsella no había conseguido en los dos duelos anteriores en la fase de grupos contra el Salzburgo, abrir la lata de su defensa, una ventaja confirmada a la hora de juego con un tanto de Clinton cuatro minutos después de haber entrado en el campo.
Fue la apoteosis de un equipo que ha recobrado la fe de la mano del multimillonario estadounidense Frank McCourt, que se mostraba exultante en el palco saludando a su director deportivo, el español Andoni Zubizarreta.
El Salzburgo, que eliminó al Borussia Dortumund y al Lazio, deberá aferrarse a su condición de revelación para remontar en las faldas de los Alpes el resultado sufrido a orillas del Mediterráneo. Su papel no desmereció y no evidenció la inexperiencia que podría suponerse de su joven plantel, que solo sucumbió ante el empuje de un equipo que muestra ante su público un brío desconocido.
Payet encontró un hueco en el minuto 16, cuando sirvió una falta desde la derecha a la espalda de la defensa, donde Thauvin, con un remate poco ortodoxo y quizá ayudado con una mano, cabeceó a la red. El tanto obligó al Salzburgo a adelantar sus líneas y el partido se equilibró.