El Sevilla completó su semana fantástica con una nueva victoria, esta vez en el siempre complicado Ipurua ante el Eibar (1-3), lo que le instala en la zona de privilegio de LaLiga. Después de las goleadas en el feudo del Levante y ante el Real Madrid el cuadro de Pablo Machín volvió a exhibir su estado de gracia en un choque en el que el único lunar fue el incidente que se produjo tras su segundo tanto, obra del argentino Ever Banega de penalti, cuando cedió la valla donde celebraban alborozados los seguidores del Sevilla y varios de estos resultaron heridos.
La victoria del cuadro hispalense, no obstante, no fue nada fácil. Los primeros minutos fueron de absoluto tanteo hasta que el chileno Fabián Orellana metió el susto en el cuerpo de los sevillistas con un disparo lejano que se marchó fuera por muy poco.
Eso sí, Pablo Sarabia tuvo el primero en un mano a mano en el minuto 11, pero una vez más, el serbio Dmitrovic se erigió en salvador del Eibar desbaratando el uno contra uno de forma magistral. Se llegó al primer cuarto de hora con más corazón que acierto por parte de ambas escuadras, aunque los locales se sentían tranquilos con su portería a cero.
Iban pasando los minutos, y el Eibar parecía sentirse cada vez más afianzado, aunque las ocasiones claras seguían brillando por su ausencia. El Sevilla no parecía despertar en ataque, algo que trataban de aprovechar los de Jose Luis Mendilibar con su juego de centros al área, aunque sin remates claros.
Pero cuando a un conjunto como el hispalense, en estado de gracia, le dejas vivir, acarrea consecuencias negativas, aunque una vez más, el mejor el Eibar esta temporada, Dmitrovic, volvió a salvar a su equipo ante un claro disparo de Sarabia.
Poco a poco se acercaba el descanso, y ambos equipos parecían conformarse con el empate, aunque ninguno renunciaba a buscar la portería contraria. Tanto es así, que Vaclik tuvo que emplearse a fondo para salvar un buen remate de Sergi Enrich que hubiera puesto a los locales por delante antes del descanso.
Pero el Sevilla no perdona, y el portugués André Silva adelantó a los hispalenses al poco de arrancar la segunda mitad, un gol que no tumbó a los locales. Enrich tuvo la réplica en un buen remate de cabeza que se fue alto, pero poco después, Cote cometió un innecesario penalti con la mano que Banega no desaprovechó para matar el partido, mientras una de las gradas de Ipurua se rompía en la celebración y varios aficionados sevillistas tenían que ser atendidos por los sanitarios.
Cambios en las dos escuadras, y un Eibar muy tocado tras el segundo gol. Con ello la situación pintaba de forma inmejorable para una escuadra visitante que vencía con relativa comodidad en el fortín armero. Charles reclamó un penalti a falta de poco más de diez minutos que el VAR desestimó, y con ello se alejaban las esperanzas de puntuar del equipo de Mendilibar.
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Los nueve minutos de prolongación sirvieron al Sevilla para aumentar su cuenta goleadora y hacer más sangre de un rival que parecía querer que el partido terminase. Desde ese momento hasta el final del partido poco más hubo que contar, con un Sevilla tranquilo tras el deber cumplido y un Eibar que buscaba el gol del honor con más ganas que ocasiones, aunque lo encontró en los segundos finales merced a un improductivo gol de Jordán.