El Leganés demostró que no vive solo de un gran día y ante el Espanyol exhibió oficio y una notable capacidad para resetear la mente y vencer por 3-2 para lograr tres puntos que le ayudan a distanciarse del Espanyol.
El partido era colofón a una semana para el recuerdo en los locales tras eliminar de la Copa del Rey al Real Madrid con un triunfo en el Santiago Bernabéu que les inmortalizó en todas las portadas y les dio protagonismo en los telediarios.
Ese éxito, además, les permitió clasificarse rumbo a las semifinales del torneo. Cualquier otro equipo podría haberse dejado llevar por la euforia en el siguiente partido y reservarse para intentar seguir haciendo historia más allá de la liga. Pero la conformidad es algo prohibido en el Leganés. Garitano rotó y puso un once con pocos efectivos de los héroes coperos.
Sin embargo, aunque cambiaron las piezas no se modificaron ni la actitud ni el planteamiento conscientes los jugadores de que no aprovechar sus oportunidades supone dejarle el lugar a otro. En cuanto al Espanyol, su estado de ánimo era peor tras seguir un destino distinto en la Copa al de su rival. Eliminados por el Barcelona pese a ir al Camp Nou con un tanto de ventaja, la cita de Butarque se planteaba como una buena opción para recobrar la sonrisa y seguir escapando de la zona baja.
Dadas las circunstancias, fue esa diferencia de confianza la que marcó los primeros minutos. Gabriel y Brasanac, inspirados ambos, lograban todo lo que se proponían cuando el balón les llegaba a los pies. O casi, porque el serbio probó un disparo desde fuera del área a los diez minutos que se estrelló en el palo.
El sinsabor personal lo apaciguó Zaldua, quien capturó el rechace y puso un centro tenso que desvió Hermoso hacia su propia portería haciendo el 1-0. Salió entonces del letargo el Espanyol, intentándolo por medio de un tiro lejano de Sergio García que se fue a córner. Y respondió Guerrero al fallar un mano a mano. Entre medias, preocupación e incertidumbre en la grada al ver como la seguridad del estadio retiraba en brazos a un niño pequeño como consecuencia de una brecha. Siguió el choque y dejó, al filo del descanso, una de esas acciones que definen al jugador que la protagoniza. Fue en un córner, cuando el esférico le cayó perfecto a Hermoso para rematar a bocajarro.
Se cantaba el gol pero de la nada apareció Bustinza para poner la cabeza, menospreciando su físico en beneficio del colectivo. Logró el objetivo de sacarla bajo palos y se levantó como si nada pese a la fuerza del impacto. Puro pundonor y compromiso. Fue una amenaza seria de los visitantes. Y del aviso se pasó a los hechos al volver al césped. En uno de los primeros acercamientos, Marc Navarro le ganó la partida a Raul García en la banda derecha y no dudó en pegarle para sorpresa de todos. Funcionó e hizo el empate.
Ese gol espoleó a los suyos. El dominio se hizo mayor para sufrimiento del anfitrión, que veía como el esférico se paseaba por su área de manera recurrente sin que se materializara en ocasiones claras. Dedició entonces Garitano mirar al banquillo y darle la alternativa a Sierra, premiando así a unas inferiores que solo habían visto debutar en Primera al guardameta Diego Barrios. Entró dando suerte a los suyos ya que al poco un impecable centro de Raúl García lo cabeceó imperial Guerrero.
Debilidad defensiva del Espanyol
Una vez más el Leganés no necesitaba demasiado para hacer daño. Y cumpliéndose el dicho de que las desgracias nunca vienen solas, los astros volvieron a alinearse en contra del Espanyol. Primero al reventar Marc Navarro el larguero tras una brillante jugada individual. Despues cuando el colegiado Martínez Munuera cortó involuntariamente un pase del conjunto catalán y el rebote favoreció al contrario para montar la contra. Centró Amrabat desde la izquierda y Hermoso la tocó transformando su segundo gol en propia puerta. Noqueados, cerca estuvieron de recibir el cuarto al encontrar Bustinza el travesaño tras una falta lateral. Pero lo que llegó fue el segundo a su favor.
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Lo anotó Hermoso aprovechando un balón parado y demostrando que también podía acertar con la meta rival. No hubo tiempo para más, resistió el Leganés y se llevó tres puntos de mérito que le dan tranquilidad liguera y le sirven de estímulo para recibir al Sevilla en semifinales de Copa. El estado de felicidad no se toma un respiro.